Aznar reclama un esfuerzo colectivo como el de la Transición ante la crisis

valencia- España es diferente. Lo es en términos económicos para el ex presidente del Gobierno José María Aznar. La crisis que vive el país no es comparable a la de otros territorios, y no lo es porque a la española le acompaña un debilitamiento político interno, una recesión de ideas y valores que le ha hecho perder relevancia internacional. «España se encuentra instalada en la crisis económica y social más grave de su historia democrática (...) Y ésta será dura, prolongada y profunda», declaró ayer en Valencia, durante su acto de investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad Cardenal Herrera CEU.
Pero tiene la solución: optimismo y valores. Para lo primero hay que «revitalizar la esperanza que debemos depositar en nosotros mismos (...). No es el momento de la resignación, sino la hora de la esperanza». Mientras que el segundo remedio vendrá de la mano de «prestigiar los valores básicos en los que se fundamenta una sociedad dinámica y con ambición de futuro». Con todo, admite que la situación actual «va más allá de una simple crisis de alternancia política». ETA fue otro de los principales puntos de su discurso. «Los españoles sólo hemos tenido un enemigo durante estos años: el terrorismo. (…) Debemos derrotarlo para mantener nuestra libertad, para honrar la memoria y la dignidad de sus víctimas y porque sin justicia no es posible la convivencia en democracia».
Y aunque admitió que también se cometieron errores, cree que se tuvo « la sabiduría para corregirlos y la voluntad para superarlos». De hecho, su padrino en el acto, Pedro Schwartz, reconoció en su «Laudatio» que algunos, incluso personas de su partido, pueden llegar a ver a Aznar como una persona «distante, conflictiva y dispuesta a doblegarse ante el‘amigo americano'». Aunque a continuación alabó sus convicciones y creencias y su «capacidad de adaptarse a las condiciones que le permitan ponerlas en práctica».
Reconocimiento que recibió también por parte del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, quien le calificó como «el mejor presidente» que ha tenido España y cuyo proyecto político aún sigue «plenamente vigente».
Un modelo que compartió Eduardo Zaplana, quien gobernó en la Comunitat cuando Aznar era presidente. Una etapa que el valenciano considera como la más próspera de la historia. «Siempre se pueden hacer las cosas mejor, pero será difícil un balance como el de esos años».

Síntomas de deterioro institucional
En materia política, el discurso de Aznar giró en torno a la necesidad de recuperar el espíritu de la Transición y con él, el impulso modernizador que permitió «la mayor transformación de nuestra historia». A su juicio, es preciso devolver el crédito al espíritu de la concordia y el prestigio moral al consenso «porque hemos pasado de reconocer la pluralidad a impugnar lo que nos une». Lamentó que en la política actual se busca rentabilizar la radicalidad, la exclusión y el extremismo beligerante contra la Constitución. «Parece haberse impuesto un relato oficial que desacredita el pacto de la Transición en beneficio de la ruptura, del revisionismo más estéril y de la división de la sociedad española». Y vaticina las consecuencias: «Un deterioro institucional del que ya son visibles ciertos síntomas».