San José
Benedicto XVI: «La muerte no debe prevalecer sobre la vida»
MADRID- En el tercer y último día de su visita apostólica a Camerún (hoy parte para Angola), el Papa Benedicto XVI contó con una agenda muy apretada en la que se reunió con líderes musulmanes del país, celebró ante unas 60.000 personas la Santa Misa con motivo de la publicación del Instrumento de Trabajo de la II Asamblea del Sínodo para África y, por último, visitó a un grupo de enfermos de sida y malaria ante los que manifestó su cercanía y apoyo. El Papa comenzó su tercer día en tierras africanas con un encuentro con 22 líderes de la comunidad musulmana local, que constituye el 20% de la población camerunesa, y a los que recordó que toda «religión genuina» debe «rechazar todas las formas de violencia y de totalitarismo» además de invitarlos a trabajar, junto con los cristianos, «en la edificación de la civilización del amor». Posteriormente, a las 9.35 de la mañana, Benedicto XVI entraba en el estadio de Yaundé (Camerún) para celebrar la misa de San José en medio de la euforia de los presentes, que le acogieron con cantos y músicas típicamente africanos mientras jóvenes ataviados con llamativos vestidos, muchos de ellos confeccionados para la ocasión con fotos del Papa, ondeaban al viento pompones blancos. En la homilía, el Pontífice puso en guardia a los africanos ante «tantas personas sin escrúpulos que quieren imponer el reino del dinero despreciando a los más pobres». «África está en peligro si no reconoce a Dios. No os dejéis fascinar por ideales falsos. Seguid creyendo en Dios, el único que puede satisfaceros», les aconsejó. No faltó en las palabras del Papa la dura y directa condena al aborto: «Toda persona debe vivir, la muerte no debe prevalecer sobre la vida», exclamó el Santo Padre tras afirmar que «la llegada de un niño es una bendición». No hubo espectadores en el estadio. Eran personas que seguían la celebración, cantaban, oraban y comulgaban con serenidad y profundidad, como siendo muy conscientes de vivir un momento único, cuenta Zenit. Ni uno solo se movió de su lugar durante las más de dos horas que duró la misa, ni siquiera los niños pequeños. Al término de la misma, el Papa entregó a los presidentes de las Conferencias Episcopales el «Instrumentus laboris» para que preparen el próximo Sínodo de obispos africano. Un duro documento que acusa a las multinacionales de invadir el continente y apropiarse de sus recursos, y arremete contras las fuerzas internacionales y los mandatarios africanos «cuya sed de poder ha llevado a la ruina a muchas sociedades africanas».
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