Belleza

Betacarotenos bronceado seguro y duradero desde el interior

Frutas y verduras de color rojo, naranja y amarillo son, por su riqueza en provitamina A, la mejor arma para luchar contra los efectos nocivos del sol, prevenir las manchas y aumentar la producción de melanina. Para hidratar la piel, dos litros de agua al día como mínimo 

Betacarotenos, bronceado seguro y duradero desde el interior
Betacarotenos, bronceado seguro y duradero desde el interiorlarazon

Conseguir un bronceado rápido, bonito y a la vez seguro es el objetivo de miles de españoles en esta época. Después de pasar todo el invierno protegiendo nuestro cuerpo con abrigos y jerseys, llega el verano, reducimos el atuendo y lo exponemos al sol sin ningún pudor. El uso de cremas que contengan un alto factor de protección es la clave para evitar los efectos nocivos de los rayos ultravioletas. Pero también el consumo de ciertos alimentos puede servir de escudo frente a la amenaza del astro rey. Ángela González, profesora de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, explica que «en verano se produce una mayor exposición de la piel a la radiación ultravioleta y, su abuso, es la principal causa de alteraciones cutáneas como quemaduras, eritemas por fotosensibilidad o cáncer. Determinados nutrientes antioxidantes y fitoquímicos presentes en las verduras, las frutas y las hortalizas, al ser fuente de vitaminas como la C, la E y los carotenos, pueden ayudarnos a prevenir los efectos perjudiciales del sol».

En abundanciaLa primera medida que hay que tomar es aumentar el consumo de estos alimentos en la dieta diaria. Para saber exactamente qué productos son los más indicados, la doctora Mar Mira, especialista en Medicina Estética y Nutrición de la Clínica Mira+Cueto, recomienda «todos aquellos que sean de color rojo, naranja y amarillo como la zanahoria, el tomate, el melón, la sandía, el melocotón, etc. Si, además, le añadimos grasa como, por ejemplo, aceite de oliva, está demostrado que aumenta la absorción de provitamina A o betacarotenos». El resultado de este cóctel de alimentos se traduce, para Mira, en «un refuerzo para las membranas celulares, es antioxidante y antiinflamatorio. Además, la provitamina A favorece la acción protectora, unifica el color y previene la aparición de manchas». En esta misma línea se sitúa el doctor Vicente Orós Espinosa, miembro del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), quien añade que «si hubiera que designar un plato como paradigma para el verano y para alimentar la piel, sería el gazpacho. Una auténtica fórmula magistral de hortalizas ricas en provitamina A, agua y que, con el añadido del pan y el aceite de oliva con mesura más el agua fresquita, lo hacen ideal para estas fechas».

Rojo terapéutico Dentro de los betacarotenos, el licopeno es un pigmento natural responsable de otorgarle el color rojo a numerosas frutas y hortalizas como la sandía, el tomate, las fresas, las cerezas... «Y es justo ahí, en la tonalidad de estos alimentos, donde residen las propiedades anticancerígenas en próstata, de pulmón y gastrointestinal, además de prevenir las enfermedades cardiovasculares», matiza Orós. Un ingrediente tan popular de la dieta mediterránea como es el tomate puede presumir de albergar elevadas concentraciones de este pigmento. Pero, conviene aclarar que no todas las variedades de esta hortaliza son iguales. En concreto, los «tipo pera» son diez veces más ricos en este pigmento que un tomate de ensalada que posee alrededor de cuatro miligramos. Según explica María Achón, profesora de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo «diversos estudios han comprobado que el licopeno es capaz de ejercer un efecto fotoprotector, de modo que aumenta el umbral de aparición del eritema solar tras la exposición a los rayos ultravioletas y, además, disminuye la intensidad del mismo. Asimismo, también es capaz de frenar la multiplicación celular inducida por las radiaciones, actuando con un factor capaz de ayudar a prevenir el desarrollo de las lesiones de tipo cancerígeno».

Efecto no deseadoPara saber exactamente cuál es la cantidad ideal que habría que ingerir, González recomienda que «junto con el uso de cremas y cosméticos con factores de protección alto, hay que hacer una dieta que incluya a diario al menos tres piezas de fruta y dos de verduras y hortalizas, preferentemente una de ellas cruda». Para tener todavía un aporte extra, la doctora Mira apuesta por «un zumo de zanahorias cada día. De esta forma, no hará falta recurrir a los preparados sintéticos de betacarotenos que se venden en el mercado en forma de pastillas». Con la idea de conseguir un bronceado más intenso, de nada sirve abusar de estos alimentos porque, al final, lo único que conseguiremos será mermar la salud y alcanzar el efecto contrario. A este respecto, la doctora Mira advierte de que «si se ingieren antioxidantes en exceso lo único que se consigue es un efecto prooxidante. Asimismo, está demostrado según diversos estudios científicos que los fumadores que abusan de los betacarotenos tienen más riesgo de padecer cáncer de pulmón». Tan importante es proteger la piel a través de estos alimentos como hidratarla correctamente, sobre todo ahora que es cuando el calor más aprieta. La profesora Achón recomienda «ingerir a diario entre dos y tres litros, ya sea en forma de agua, infusiones o zumos naturales, antes que refrescos o zumos envasados que son muy ricos en azúcares y fosfatos». Los niños y los mayores son los colectivos a los que más les cuesta beber y sólo lo hacen cuando tienen sed. A modo de orientación y, con la idea de evitar una deshidratación, Orós aconseja que «una emisión pobre y de color anaranjado muy oscuro de la orina indica que hay que aumentar el nivel de hidratación».

 

De búcaros y zanahorias, por Miguel Ángel Almodóvar

Los cánones sociales de belleza cambian tanto que en tres siglos, y mirando al tendido, se puede ir del juanín al juanón. Para las damas españolas del barroco el ideal cromático de su rostro y faz, lo único de su anatomía que les era dado hacer público, era el blanco amarfilado y para conseguirlo se daban festines a base de búcaros de barro sigilado (sellado o certificado con la entonces Q de calidad). Con esta dieta perseguían y solían lograr severas opilaciones u obstrucciones intestinales, que, además de dejarlas hermosa y delicadamente cerúleas, les destrozaban la dentadura. Ahora, el sacrificio se traduce en conseguir un bronceado zulú a costa de activar la aparición de melanomas y otras formas de cáncer de piel. Para minimizar tales indeseables efectos y al tiempo realzar los brillos broncíneos, nada mejor que incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina C y carotenos activadores de la melanina como fresones, albaricoques, melón, espinacas, lechuga, perejil, pimiento rojo, cerezas, mango, berros y, sobre todo, zanahoria.