Elecciones en Reino Unido

Blair el converso

La Razón
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La conversión de Tony Blair al catolicismo era un secreto a voces. Como el anuncio ha sido preparado con tanto cuidado y tanta antelación, ahora parece natural. Además, hay una larga tradición de conversos ingleses al catolicismo, como Chesterton, que en España llaman mucho la atención. Quizás demasiado: parece que prestamos más atención a lo ajeno que a lo propio. Aun así, es importante que esa tradición continúe y se actualice, sobre todo con un personaje como Blair. Sabemos la dimensión de la figura. Blair es un auténtico «neoconservador», un converso a la derecha. Aunque lo sea de esos que no rompen con su partido, un partido de izquierdas, y consiguen en cambio volcarlo en moldes, proyectos y principios ajenos a lo que designa ese término político –la «izquierda»– que Gabriel Albiac considera obsoleto, pero que no hay forma de sustituir. Hizo algunas concesiones, como los peajes al nacionalismo escocés y el fomento irresponsable del «multiculturalismo» que remitía a un comunitarismo –bastante «neocon», por otra parte– que quería ser una supuesta «tercera vía» entre el socialismo y la libertad económica. Serán los principales errores de una gran renovación que significaba, en el fondo, la restauración de la continuidad. Continuidad con las políticas de liberalización y democratización de Margaret Thatcher. Continuidad con la tradición liberal británica, muy querida también por Thatcher. Continuidad con la responsabilidad histórica de lo que fue una gran potencia y no se resignó, como le proponía su clase política en los años 70, a traicionar su historia, a quedarse en segunda fila y a que las decisiones las tomen los demás. Se suele hablar mucho del pragmatismo inglés. Se habla menos de aquello que hace posible ese pragmatismo: la lealtad a los principios, la Historia como ejemplo de sacrificio y el respeto a las instituciones. Y ahora, al final de una carrera política brillante como pocas, la fe católica. Como si hubiera estado al inicio de todo. ¿Por qué se tiene siempre la sensación de que en España los políticos no alcanzarán nunca ese grado de seriedad y compromiso?