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Cirugía del futuro: robots al servicio del cirujano

Los brazos mecánicos siguen las órdenes a distancia y ya es posible extraer órganos por una incisión mínima. Practicar una intervención virtual antes de «abrir» y operar a distancia son los próximos pasos.

La Razón
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A grandes cirujanos, grandes incisiones». Esta expresión, habitual en el lenguaje médico, pasará muy pronto a formar parte del olvido. La introducción de las últimas tecnologías va a cambiar no sólo el aspecto del tradicional quirófano, sino el modo en que los profesionales de la cirugía ejercen su profesión. El desarrollo en los últimos 20 años de la cirugía laparoscópica -que permite la introducción de cámaras que amplían la visión del campo de acción-, la introducción de robots que obedecen las órdenes de los cirujanos y, de mogo global, el avance de la cirugía mínimamente invasiva, han cambiado para siempre el proceso quirúrgico en su conjunto. Estas técnicas ofrecen ventajas como la realización de incisiones de menor tamaño en los pacientes, periodos más cortos de hospitalización y procesos de recuperación más cómodos y menos dolorosos. Previamente, la extracción de la vesícula biliar implicaba incisiones de 20 centímetros por debajo de las costillas. En la actualidad, se realiza a través de cuatro pequeños orificios de menos de 1 centímetro, que permiten colocar dentro del abdomen las cámaras e instrumental necesarios para la operación. Estos y otros avances fueron discutidos en el V Simposio Internacional de Iavante, la Fundación para el Avance Tecnológico y Desarrollo Profesional, que pertenece a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. En dicho evento, José María García Gil, catedrático de Cirugía de la Facultad de Medicina de Granada, explicó que «la forma en que se ejerce la cirugía cambia con el objetivo de producir el menor daño posible al paciente, un peaje asumido siempre que se pasaba por una operación. La cirugía actual aleja las manos del cirujano del paciente, supone una mayor dependencia de la tecnología y cambia la forma de ejercer nuestra profesión». La cirugía mínimamente invasiva, con la laparoscopia como más claro ejemplo, significa todavía un pequeño porcentaje del total de intervenciones quirúrgicas -alrededor de un 10 por ciento- y su uso se centra en ginecología, cirugía plástica, torácica, cardiotorácica y vascular, aunque todo indica a que en un futuro muy cercano se extenderá a otras muchas especialidades. Como explicó el doctor Esteban Cugat, perteneciente a la Mutua de Tarrasa, «este tipo de cirugía representa una revolución, pues implica operar al paciente con la ayuda de una pantalla, de modo que puede ser realizada por cualquier cirujano preparado para ello, si bien implica la dificultad de no percibir la profundidad en el monitor, la tercera dimensión, lo que supone entrenamiento específico». Evolución Otras soluciones han añadido a esta tecnología la utilización de los orificios naturales del cuerpo para realizar determinadas intervenciones. Es el caso de la cirugía Notes -Cirugía Endoscópica Transluminal por Orificios Naturales-. Esta técnica permite extraer riñones, apéndices o vesículas a través, por ejemplo, del canal del parto, un proceso que está viviendo una evolución muy rápida y que va camino de convertirse en una intervención muy habitual. Antonio Alcaraz, jefe del Servicio de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, lideró el primer equipo que llevó a cabo en Europa la extracción de un riñón a través de la vagina, en el caso de una paciente de 66 años afectada por un tumor renal. «La vía transvaginal es toda una realidad. En nuestro centro hemos operado ya a siete mujeres, con edades comprendidas entre los 40 y los 75 años, y tenemos otras tres en lista de espera. Cada vez más, las pacientes demandan esta técnica, que ven como una solución muy natural. En cuanto a los hombres, estamos preparados para realizar la primera operación de este tipo en un varón, utilizando el obligo, pues se trata de un orificio que nos permite utilizar un trócar de hasta 3 centímetros de diámetro, lo que implica poder utilizar hasta cuatro instrumentos», explica Alcaraz. Esta variedad de la cirugía Notes, denominada E-Notes, por «Embryonic Notes», ya ha sido probada con éxito en animales, y busca una alternativa sencilla a otras opciones como son el estómago o el recto, que ofrecen más posibilidad de sufrir complicaciones, y cuyo desarrollo se encuentra todavía en una fase muy temprana. La gran revolución de la cirugía del futuro es la introducción en los quirófanos de robots que obedecen las órdenes del cirujano, que se situará alejado del paciente. Algunos ejemplos de cirugía robótica pueden encontrarse ya en nuestro país. Tras su introducción en España de la mano del Ruber Internacional, el hospital Clínico San Carlos de Madrid fue el primer centro público en incorporar un Robot Da Vinci, dotado de cuatro brazos que realiza la operación mientras el cirujano se encuentra en una consola desde la que dirige sus movimientos. Además de su empleo en la sanidad civil, Da Vinci fue concebido con un objetivo militar: atender a los heridos sin la presencia física de un cirujano, que operaría a distancia mientras el robot ejecuta sus órdenes sobre el cuerpo del paciente. Elena Ortiz, cirujana del Clínico y responsable de la adquisición del primer Da Vinci, enumera sus ventajas: «El robot aporta una mayor precisión y una ventaja sobre la cirugía laparoscópica, que es la recuperación de la tercera dimensión».

 

 

Asimismo, el desarrollo de la realidad virtual permitirá a los cirujanos diseñar un paciente «a imagen y semejanza del real, con su situación exacta, sobre el que poder realizar una operación ficticia en la que examinar las consecuencias de cualquier posible decisión y que permita ensayar la intervención quirúrgica real», aseguró Joaquín Alonso, cirujano del Hospital Marqués de Valdecilla, Santander.

Un nuevo modo de practicar la cirugía supone también nuevas necesidades de formación para los profesionales de este campo, así como la adquisición de nuevas habilidades que van más allá de sus conocimientos médicos. Amit Vats, experto del Imperial College de Londres, explicó que «el 45 por ciento de las complicaciones hospitalarias se deben a efectos producidos por la propia cirugía, y la mitad de ellas se podrían haber evitado de haber existido una coordinación perfecta entre los componentes del equipo quirúrgico». Por esta razón, cada vez más se estimula la formación en trabajo de equipo, capacidad de liderazgo y toma de decisiones en situaciones de crisis. «Para ello, utilizamos escenarios con pacientes simulados donde los cirujanos ponen en práctica modelos de actuación ante cualquier imprevisto, al tiempo que pueden cometer errores y ver sus posibles consecuencias», concluyó Amit Vats. La introducción definitiva de la más avanzada tecnología en los quirófanos, el desarrollo de la realidad virtual y el empleo de simuladores permitirá a los cirujanos trabajar con mayor precisión y conocimiento previo de cada detalle. Esto, en definitiva, significará para los pacientes intervenciones más cómodas y procesos de recuperación más cortos y menos dolorosos. Un futuro nada lejano.

 

Gracias a las nuevas tecnologías y a toda la información que se obtiene del paciente, el acto quirúrgico se convierte en un fichero de ordenador». Ser operado por un robot puede generar ciertas reticencias en algunos pacientes. Sin embargo, como explica la doctora Ortiz, «el paciente no sólo acoge muy bien esta tecnología, sino que agradece que se utilice una nueva técnica para resolver su caso».

La introducción de la robótica cambiará el aspecto de los quirófanos de un modo determinante. El cirujano puede no encontrase siquiera en la misma estancia. Es más, si nos adelantamos al futuro, será posible realizar una operación desde otra ciudad o país. Para ello, la tecnología deberá avanzar hasta reducir al mínimo posible la latencia, es decir, el tiempo que transcurre entre el movimiento de las pinzas del cirujano en su consola y la acción real del robot sobre el paciente. De hecho, existe un precedente en este tipo de intervenciones, que data de septiembre de 2001. Se trata de una operación en la que se extrajo la vesícula biliar a una paciente situada en Estrasburgo, mientras las manos que la operaban se encontraban en Nueva York, a más de 6.000 kilómetros de distancia.

 

 

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