Barcelona

Compañías de teatro: llegó la crisis

Compañías de teatro: llegó la crisis
Compañías de teatro: llegó la crisislarazon

Hace años que se habla del teatro como un enfermo. ¿Real o imaginario? Las últimas temporadas en las grandes capitales han arrojado cifras crecientes de espectadores, pese a la crisis mundial. El teatro se libraba, la gente seguía llenando las salas. Pero algo estaba ocurriendo. Con 2009, los problemas han llegado al sector, aunque no se vea. Teatros que cierran el grifo o lo reducen, ayuntamientos que pagan a un año vista... Lo saben los distribuidores, quienes ejercen de puente entre las compañías y las salas. Eladio Sánchez, además de productor con su compañía, Cachivache, es distribuidor, fundamentalmente en Castilla-León y Madrid. «No se trata de exageraciones: la contratación ha bajado una burrada», sentencia. «Pueblos que antes programaban seis espectáculos al mes están ya por la mitad». Da una clave: lo tienen más fácil los montajes con estrella de la televisión. «Se confunde la calidad con la cantidad». En las giras, fuera de los dos grandes ejes teatrales, Madrid y Barcelona, las compañías van a «caché», esto es, una cantidad fija por actuación (lo contrario sería «a taquilla»). Los cachés se mueven entre 3.000 y 24.000 euros, según el tipo de compañía y de montaje (y sin contar disparates ocasionales o fichajes «galáctico-teatrales» como el de Sam Mendes, varios cientos de miles). Una cantidad normal puede ser 6.000 euros (un éxito con rostro televisivo, por ejemplo «Seis clases de baile en seis semanas», 12.000 por función). «Yo no voy a bajar el caché», cuenta Sánchez, pero señala como significativo que el tamaño de las compañías contratadas por los festivales se ha reducido. Y advierte: «Este segundo semestre va a ser un desastre absoluto: caerá un 70 por ciento la contratación. De los 22 años que llevo en activo, los resultados van a ser los peores con diferencia». ¿De dónde proceden estos males? La clave está en los municipios. Hoy por hoy, son los principales clientes de las compañías, ya que apenas hay teatros privados, salvo en Madrid y Barcelona. A menudo, las Comunidades Autónomas se hacen cargo de hasta un 50 o 60 por ciento del presupuesto para teatro de los consistorios. También ayudan las diputaciones. Pero, cuenta Sánchez, «no hay ayuntamientoque no haya hecho recortes en cultura. En algunos casos han cortado por completo el presupuesto». Y advierte: «El problema va a estar en la oferta de montajes para 2010: a ver quién se mete a producir». Otra importante productora y distribuidora es Concha Busto. En estos momentos lleva de gira obras como «Cosmética del enemigo» (en septiembre en Barcelona y después en Madrid) y prepara lo nuevo de Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza, «Por el placer de volver a verla» (se estrena el 25 de octubre en Avilés y en enero llega a Madrid). «A río revuelto, ganancia de pescadores. Muchos ayuntamientos han hecho recortes importantes con la excusa de la crisis», denuncia. Y da un dato: los presupuestos para teatro han caído entre el 30 % y el 50 %. «En algunos sitios no se respetan ni los compromisos adquiridos y se ha eliminado la programación completa», asegura. Teatros que cierran, como el Guimerá de Tenerife, otros en pésima situación, como el Cuyás de Las Palmas, ayuntamientos con fama de morosos, como el de Alcorcón (coinciden en el ejemplo al menos tres de los entrevistados, «con ellos no trabajo nunca, tardan un año en pagarte», advierte Busto). Busto explica que ya ha habido una reunión de productores para estudiar qué medidas tomar. Y habrá más en breve: «Pensamos extender nuestras proposiciones a las autoridades», adelanta. El «mea culpa» va más allá: el mercado está saturado. Juan Margallo, veterano actor y director de Uroc Teatro, recuerda que hace tres años había en España 1.200 grupos con la etiqueta de «profesionales» y más de 3.000 espectáculos. «Es demasiado», reconoce el autor de «Adosad@s» (en octubre vuelven al Español). Margallo admite que la situación es preocupante, aunque a su compañía no le haya afectado de momento. «Cuando se va a notar más la crisis va a ser a principios de temporada. Las redes de teatro funcionan por semestres». Muchas pymes Otras dos compañías veteranas y reconocidas son Yllana y Meridional. Ambas torean con fortuna los malos tiempos. «No es una novedad que los ayuntamientos tardan en pagar; pero es verdad que ahora está ocurriendo más que antes», reconoce Marcos Ottone, miembro de Yllana. También corrobora que ha bajado el ritmo de negocio: «Hay una crisis generalizada. Los programadores, con un 30 % menos de presupuesto, se lo piensan mucho a la hora de contratar». Ottone recuerda que en este sector la mayor parte son pymes, que notan mucho más las restricciones e impagos, aunque en su caso, explica, se consideran afortunados (en breve estrenan «Zoo» en el teatro Alfil, y siguen con varios montajes de gira). Algo parecido cuenta Julio Salvatierra, dramaturgo y miembro de Meridional (el 26 de agosto entran en el Fígaro de Madrid con «La verdadera historia de los hermanos Marx»). «Los plazos de pago eran 2 o 3 meses, pero ahora son 6», explica el autor. Ellos no han tenido problemas, «aunque el caché de este montaje es muy ajustado, 3.000 euros». También empresario privado, Tomás Gayo sigue de gira con «La noche de la iguana». «Estoy acostumbrado a trabajar con el doble de actuaciones de las que llevo contratadas con esta obra», reconoce Gayo, que también ha notado los retrasos en los pagos: «En algunos sitios he tenido que ir a hablar conel alcalde y es una labor de chinos», asegura. Incluso lo ha denunciado a la Federación de Municipios y Provincias. Otra clave: los créditos ICO no ayudan (el banco se hace cargo, paga al productor y a cambio se queda con el 5 %). «Muchos sitios te dicen que el cupo está ya cubierto», explica el actor.