Ciclismo

Castilla y León

Valverde impone su velocidad en la meta del Alto de San Isidro

El español de Caisse D'Epargne Alejandro Valverde logró hoy la victoria en la tercera etapa de la Vuelta Ciclista a Castilla y León, entre Sahagún (León) y el Alto de San Isidro (156 kilómetros), al parar el crono en 3.28: 16. El Caisse D'Epargne trabajó a destajo en los kilómetros finales para Valverde, quien se colocó en una posición privilegiada y a escasos doscientos metros de la meta y, tras resistir el empuje del español Contador y el ruso de Rabobank Denis Menchov, lanzó un ataque demoledor que le hizo cruzar la meta en solitario. No obstante, el estadounidense Levi Lepheimer, de Astana, sigue líder. El día, desde que la etapa salió de Sahagún (León), transcurrió apacible, con un sol espléndido y nada de viento. Así, el pelotón corrió junto en los primeros compases, salvo un par de ataques que no fructificaron, y con el equipo Astana tirando del grupo y manteniendo un ritmo implacable. En la primera hora de carrera recorrió casi 52 kilómetros. Los ciclistas no rodaban, sino que, más bien, volaban. El Alto de San Isidro (León) les esperaba cien kilómetros más adelante. Un puerto de segunda categoría cuya dureza, a excepción de un kilómetro y medio, dejaba bastante que desear, con bastantes toboganes y falsos llanos. Había velocidad e ímpetu guerrero. Algo que se pudo comprobar cuando, sobre el kilómetro ochenta de carrera, antes de atravesar Santibañez del Porma, diez espadas saltaron del pelotón para protagonizar la escapada de la jornada. Pero de todos ellos, sólo Raúl Santamarta, de Burgos Monumental, siguió al frente de una fuga que se completó con otros cinco corredores. Ricardo Serrano, de Fuji Servetto; el estadounidense Lucas Euser, de Garmin-Slipstream; Pablo Urtasun, de Euskaltel Euskadi; el belga Serge Pauwels, de Cervelo Test Team; y Francisco Mancebo, de Rock Racing; rodaban a un ritmo imponente (unos cincuenta kilómetros por hora) que se adelantaba en media hora al horario previsto. No en vano, la diferencia con el pelotón era nimia. Un minuto y veinte segundos en el kilómetro 110 de carrera, en las proximidades de Boñar. En la localidad leonesa la carretera empezaba a picar, pero de manera leve y con constantes curvas reviradas. La diferencia con un pelotón en el que bregaban Haimar Zubeldia y José Luis Rubiera, de Astana, apenas aumentó, por lo que se vaticinaba que la fuga moriría en el pie de la montaña, a pesar de que ninguno de los escapados poseía distancia para atacar el liderato en la general del estadounidense de Astana Levi Lepheimer. También quiso sorprender al pelotón en las proximidades de Puebla de Lillo el francés de Damien Gaudin, de Boygues Telecom, quien atacó con el objetivo de incorporarse a los seis fugados. A los cinco minutos le siguió Enrique Mata, de Burgos Monumental. Comenzaba el movimiento, aunque éste parecía consentido por el equipo Astana. Mientras, los seis escapados se encaramaban a la subida del puerto, al mismo tiempo que miraban hacia atrás, donde la sombra del pelotón se divisaba. En el primer repecho de la ascensión, Pablo Urtasun, de Euskaltel Euskadi, probó a su compañeros de fuga, dejando atrás a Mancebo y Euser y Santamarta. Sin embargo, sobre el kilómetro seis y, justo cuando acabó la parte más empinada, Mancebo se rehizo y se volvió a acoplar a la cabeza. Pero, a falta de cinco kilómetros para la meta, el Caisse D'Epargne empezó a trabajar para que uno de sus figuras se llevase la etapa. La diferencia con los fugados era de 20 segundos, mientras que, a falta de veinte kilómetros, eran absorbidos. Entonces se produjo el carrusel de ataques que Valverde aguantó estoicamente para, en los metros finales, imprimir su velocidad y adjudicarse la etapa que precede a la que se disputará mañana entre Santa María del Páramo (León) y el Alto de la Laguna de Los Peces (Zamora).