Estrasburgo

De la pista de baile a la Eurocámara

Por los escaños del gigantesco hemiciclo de Estrasburgo han pasado todo tipo de personajes en representación de la ciudadanía europea. Desde euroescépticos aprovechados a independentistas despistados o ecologistas de salón, la lista es interminable. Emanuele de Saboya puede ser el próximo en dar el salto a la escena política.

Emanuele Filiberto y Titova en el concurso de baile
Emanuele Filiberto y Titova en el concurso de bailelarazon

ROMA- El príncipe quiere ir a Estrasburgo. Emanuele Filiberto de Saboya, último exponente de la familia real italiana, se presentará a las próximas elecciones europeas como candidato del partido centrista UDC. La invitación de esta agrupación política para que sea el líder de sus listas en la circunscripción del noroeste (precisamente las tierras donde nació el antiguo reino de sus antepasados) ha llegado tras la victoria en marzo pasado en «Bailando con las estrellas», la versión italiana del programa televisivo español «¡Mira quién baila!». El Saboya logró la enorme copa de vencedor junto a su pareja, la bailarina profesional Natalia Titova, gracias a la mayoría de los votos de los 6,5 millones de telespectadores que siguieron la gala final. Fue tal el éxito que incluso hubo quien habló de un posible retorno a la monarquía, abolida en Italia desde hace 63 años. Pero fue el mismo Emanuele Filiberto quien se encargó de descartarlo, diciendo que los italianos habían votado «a la persona, no al apellido que representa». La victoria, en cualquier caso, le permitió limpiar de alguna forma el nombre familiar y «dejarse descubrir» por los que podían haber sido sus súbditos. «He conseguido cambiar la idea de la gente sin esforzarme, simplemente comportándome y demostrando quién soy». Además de fama, el triunfo le granjeó una importante cantidad de dinero, algo que, según sus declaraciones al comienzo del programa, necesitaba con urgencia: «Tengo mujer e hijas que mantener. La vida es dura. Hay que trabajar para vivir, no todo es fácil».Impulsado por la popularidad lograda con sus bailes en televisión, Filiberto recorre ahora los pueblos del Piamonte y de Lombardía intentando convencer a los vecinos para que lo voten. Uno de sus argumentos para seducir a los electores es que «habla cinco idiomas», conoce «personalmente a la mitad de los jefes de Estado europeos» y está emparentado «con la otra mitad». Según sus palabras, hasta ahora está teniendo bastante éxito. «Si todas las mujeres que me han besado me apoyan recogeré más votos que Silvio Berlusconi». Del actual primer ministro «no quiere hablar mal» porque es un hombre al «que respeta», aunque sus «numerosas metidas de pata nos hacen quedar mal en el extranjero. Yo viajo mucho y me doy cuenta». De quien sí habla bien Emanuele es de su antepasado Eugenio de Saboya, al que considera «uno de los padres fundadores de Europa». En repetidas ocasiones ha mencionado: «Él fue quien paró a los turcos en Viena». A su padre Víctor Manuel, en cambio, prefiere ni nombrarlo.

EL PASADOUna etapa para olvidarLos italianos se indignaron hace años, y seguramente con razón, contra los Saboya. Ocurrió cuando al padre del candidato a eurodiputado, es decir, a Víctor Manuel de Saboya, no se le ocurrió otra cosa que pedir al Estado italiano que le pagara 170 millones de euros por los daños sufridos con la proclamación de la República. Aunque ahora lo olvide, Emanuele Filiberto, digno hijo de su progenitor, secundó esa petición y, en esa ocasión, pidió 90 millones de euros. Tras la II Guerra Mundial los italianos votaron en referendo la proclamación de la República y el fin de la monarquía, por lo que el padre del príncipe bailarín tuvo que exiliarse en Suiza. Durante los 57 años que pasó fuera de Italia, protagonizó incidentes que lo llevaron a la cárcel.