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«El EGM me da pocos disgustos»
ENTREVISTA / ISABEL GEMIO, DIRECTORA Y PRESENTADORA DE «TE DOY MI PALABRA» DE ONDA CERO
Isabel Gemio cierra este fin de semana la temporada de la mejor forma posible, con casi 400.000 nuevos oyentes que sitúan «Te doy mi palabra» como el segundo programa más seguido de las mañanas de los sábados y los domingos. Una buena excusa para irse de vacaciones y ¿desconectar? «Sólo diez o doce días, porque me voy al extranjero y no pienso escuchar nada. Pero reconozco que cuando vuelva seré incapaz de dejar de escuchar la radio y leer los periódicos», confiesa.
–Imagino que con los últimos datos del EGM da gusto irse de vacaciones...
–La verdad es que es una compensación a tanto esfuerzo, y demuestra que los oyentes aprecian nuestro trabajo. Nuestra apuesta por huir de tanta política, tanto suceso, tanto cotilleo en la radio no era fácil, pero ha merecido la pena.
–El EGM puede ser una tortura o una bendición, según el caso. ¿Es usted de las que las audiencias le cambia el estado de ánimo?
–A mí me ha ido muy bien en general, porque empezamos con 1.100.000 oyentes y ya estamos casi en los dos millones, así que el EGM no me ha dado muchos disgustos. Pero siempre procuro relativizar los datos.
–Este fin de semana repetirá la fórmula de «micrófonos abiertos» para escuchar qué dicen los oyentes de su programa. ¿Qué quiere conseguir con ello?
–Lo hago cada tres meses, y para mí es algo fundamental. Me sirve para saber qué les gusta y qué no, y para conocerles mejor. Me he sorprendido mucho comprobar que son de todo tipo.
–Es decir, que presume de variedad...
–Sí, desde luego. Mi obsesión es saber quiénes son mis oyentes y qué les interesa, y por eso cuando pienso un tema y no estoy segura de que les vaya a gustar lo descarto. Muchos de ellos son abogados, profesores o médicos que durante la semana no pueden escuchar la radio y que el fin de semana encuentran en mi programa algo más relajado.
–¿Qué le dicen sus oyentes de sus colaboradores?
–El más polémico es Sánchez Dragó, porque no deja indiferente. Pero la polémica en la radio siempre funciona bien. Aunque, eso sí, sin caer en el insulto y las descalificaciones.
–¿Habrá cambios para la próxima temporada?
–¡Lo que funciona bien no se puede cambiar! Aunque algo moveré, a lo mejor para incluir a nuevos colaboradores
–Ahora se va de vacaciones. ¿Será capaz de desconectar?
–Todos los años hago un viaje de diez o doce días al extranjero, donde haga menos calor, y ése es mi período de «desintoxicación». No quiero saber nada ni de televisiones, ni de radios ni de periódicos. Pero luego, en España, seguro que todos los días tendré algo de radio y de prensa. Mi cabeza no para.
–¿Ha grabado alguna vez los programas de la competencia para ver qué hacen?
–Nunca, pero lo debería haber hecho para asegurarme de que no hago nada que se le parezca. –¿Cree que en la radio española hay demasiada obsesión por el nombre del conductor del programa y no por el contenido? Siempre se habla de que tal periodista presentará un nuevo programa, pero no de cómo será...
–Quizás sí, pero creo que en radio y televisión importa mucho quién conduce el programa. Si no se da a un gran profesional, es muy probable que ese espacio se difumine en las ondas. Aunque, por supuesto, también es importante el contenido: sólo un buen conductor no saca adelante un programa.
–¿A quién admira de la competencia?
–Admiro a muchos. A Carlos Herrera, a Julia Otero, a Gabilondo, a Lucas... Yo escucho a todo el mundo. En el coche, por ejemplo, voy continuamente cambiando de canal. Soy una fanática del zapping, pero creo que es por deformación profesional. Soy incapaz de estarme cuatro horas escuchando un mismo programa.
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