Adif
El Gobierno no garantiza la puntualidad en los nuevos AVE que estrena Zapatero
El Gobierno quiere que se olvide lo antes posible el retraso del AVE a Barcelona y se va de inauguraciones.
Madrid- La alta velocidad aterriza hoy y mañana en dos nuevas ciudades que la esperan con anhelo: Valladolid y Málaga. Pero en lugar de dos, deberían ser tres, puesto que el AVE tendría que haber llegado a Barcelona ayer. No es la única queja al respecto de la gestión por parte del Ministerio de Fomento de estas infraestructuras, pero si una de las más sonadas durante los últimos días por ser una promesa que hizo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Por este motivo, y a menos de tres meses para que se celebren las elecciones generales, el Gobierno busca agilizar lo más posible todos estos «trámites» y hasta el presidente se ha subido al carro de las inauguraciones. Pero esas prisas no están siendo demasiado buenas para el Ejecutivo ni para el Ministerio de Fomento, ya que, según ha podido saber LA RAZÓN, son muchos los problemas que rodean las dos líneas de alta velocidad que este fin de semana se inauguran.
El más importante de todos quizás sea la falta de la garantía de tiempo, es decir, la compensación al usuario si el tren llega a su destino con retraso. Este es uno de los principales reclamos de la alta velocidad, el compromiso de puntualidad, algo que, en un primer momento no iban a tener estas dos nuevas líneas. Sin embargo, esta misma semana Renfe aseguró que sí que existirá esta garantía, aunque no como ocurre en otros casos como es el del AVE a Sevilla. En éste, si el tren llega 5 minutos tarde se devuelve al viajero el importe del billete, mientras que los trenes de Valladolid y Málaga habrá que llegar, al menos con 15 minutos de retraso para recuperar la mitad de precio del pasaje y media hora para que el trayecto salga gratis.
La pasada legislatura, cuando se inauguró el AVE a Lérida, se mantuvo desde el primer momento una amplia garantía. El hecho de que en estos dos casos se alargue el margen de tiempo podría significar que la línea no ha sido lo suficientemente probada y que se esperan problemas diversos que podrían producir retrasos.
Junto a esto, en lo que se refiere sólo a los trenes que irán a Valladolid, a principios de esta semana todavía no se sabía con seguridad qué método iba a utilizar Renfe en el sistema de comunicación con la señalización que requiere el tren en su recorrido. Lo más normal es que se use el denominado «RTMS nivel I», aunque las pruebas realizadas parecían descartarlo. De no utilizar éste, emplearían el «ASFA 2000», un sistema antiguo que sólo permite al convoy circular a 200 kilómetros por hora. Durante esta Legislatura, la ministra Magdalena Álvarez ha repetido en varias ocasiones que fue ella la que instaló el «RTMS» en los trenes a Lérida, al tiempo que criticaba que con el PP ese AVE sólo podía ir a 200. El problema es que ningún usuario percibe qué sistema es el que utiliza su tren.
La línea vallisoletana también presenta otro problema: los convoyes tienen que circular a una velocidad más reducida de lo normal a la altura de Guadarrama por un problema en la catenaria. Pero las críticas no sólo se centran en aspectos de este tipo y también salpican al personal. Las fuentes consultadas aseguran que los empleados no han realizado los cursos de homologación según los protocolos específicos de evacuación en túneles. Las instrucciones sobre seguridad las han recibido en un tiempo récord, el mismo que han durado las pruebas de seguridad. Desde Renfe reconocieron que no se han efectuado por un período lo suficientemente largo como para garantizar que todo va a la perfección.
En cuanto a Málaga, que fue el orgullo de la ministra por la falta de problemas «serios» hasta que se produjo el «pinchazo» del acuífero de Abdalajís y las grietas en varios túneles, también arrastra problemas. Por ejemplo, la entrada a Málaga es por una vía única hasta que se construyan dos túneles por los que puedan ir los AVE y los de la red convencional. Este tramo es de unos 30 kilómetros y puede llegar a afectar a la frecuencia del servicio. La falta de maquinistas también cabe dentro de la caja de problemas y ante esto, se llevan a cabo procesos rápidos de acreditación. Se han llegado a formar a maquinistas en tres semanas.
Con todo esto en el mismo saco llegarán Magdalena Álvarez y Rodríguez Zapatero a la estación de Valladolid, hoy, y a la de Málaga, mañana para presidir las inauguraciones de sus respectivas líneas. Y no estarán solos, ya que se esperan protestas en ambos lugares para conmemorar la llegada del AVE y, sobre todo, la del presidente y la ministra. En Valladolid se manifestarán los vecinos de Ávila por haber sido apartados del trazado. Mientras, los malagueños, también tienen ganas de decirle algo a Álvarez, sobre todo los cientos de vecinos de Abdalajís a los que la alta velocidad ha dejado sin agua.
Este es el panorama que se les presenta, y para ir preparándolo, Zapatero arrancó ayer su carrera inauguradora en León, la tierra que le vio crecer. Allí anunció inversiones de «más de 300 millones» para la provincia. «Esto situará a León en la primera división de las infraestructuras», aseguró, informa Ep. Y ayer comenzó el avance hacia el futuro con la ampliación de la pista del aeropuerto, lo que permitirá aterrizar aviones con un radio de vuelo hasta Reino Unido, Centroeuropa e incluso vuelos transatlánticos.
Pero para muchos otros españoles no habrá tantos «regalos» y tendrán que esperar hasta que los problemas se arreglen. De momento, el presidente dijo ayer que en Barcelona el AVE «llegará pronto y bien». Habrá que esperar.
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