Los Ángeles
El hombre que puso melodías al cine
El músico franco-estadounidense Maurice Jarre, fallecido en Los Ángeles a los 84 años, pasará a la historia por haber compuesto las melodías de películas de importantes directores, lo que le valió los premios más grandes, incluidos tres Oscar. Ningún otro compositor ha recibido tres estatuillas de Hollywood, recompensas a las que Jarre suma, entre otros, cuatro Globos de Oro, además del Oso de Oro de honor que recibió en febrero pasado en el Festival de Berlín en la que constituyó su última aparición pública antes de que un cáncer acabara con su vida. Nunca antes la Berlinale había otorgado este galardón honorífico a un compositor. Habitual de los grandes directores de Hollywood, Jarre estuvo nominado en nueve ocasiones para los Oscar y en once para los Globos de Oro. Pero recogió la estatuilla en tres: en 1962 por "Lawrence de Arabia", tres años después por "Doctor Zhivago"y en 1984 por "Pasaje a la India", tres colaboraciones con David Lean. Entre medias dejó un reguero de bandas sonoras que le proporcionaron una fama inigualable, tanto en Estados Unidos, donde se afincó en los años 60, como en Francia, su país de origen. Desde París se multiplicaron las alabanzas para un músico que consideran propio pese a que abandonó el país. "Fue un gran compositor que nos lega una obra generosa y majestuosa, una música clásica y popular", afirmó el presidente galo, Nicolas Sarkozy. El jefe del Estado destacó que su labor en el cine permitió "atraer al público a la música sinfónica"y "mostró que la música es tan importante como la imagen para la belleza de una película". Nacido en Lyon el 13 de septiembre de 1924 en el seno de una familia burguesa, Jarre descubrió en la adolescencia su gusto por la música, pese a la oposición de su padre, que lo consideraba un pasatiempo pero no una profesión. A los 16 años comenzó sus estudios musicales, pero su progenitor le obligó a compatibilizarlos con los de ingeniero eléctrico. Durante la ocupación alemana de Francia se las arregló para seguir cursos de solfeo por correspondencia para no perder el paso con otros estudiantes del Conservatorio, donde finalmente acabó con una formación de percusionista. Hasta 1952 no entró en contacto con el mundo del cine, que le haría pasar a la posteridad. Fue de la mano de Georges Franju, para quien firmó la música del cortometraje "Hôtel des Invalides". Después llegaron otras películas firmadas junto a grandes directores como John Frankenheimer, Alfred Hitchcock, John Huston o Luchino Visconti. En total, 150 bandas sonoras figuran en su currículum, como "¿Arde París?"(1966), "El póker de la muerte"(1968), "Mahoma el mensajero de Dios"(1977), "Jesús de Nazaret"(1976), "El tambor de hojalata"(1978), "Único testigo"(1985) "Gorilas en la niebla"(1988), "El club de los poetas muertos"(1989) o "Ghost"(1990). En paralelo, no abandonó actividades de composición fuera del cine y entre 1951 y 1963 dirigió el Teatro Nacional Popular, con sede en Villeurbanne, al sur de Francia, una etapa que él consideraba como una de las más enriquecedoras de su vida. De aquellos años nacieron colaboraciones con escritores como Albert Camus, Jean Cocteau o Harold Pinter. Sin perder nunca de vista el cine ni su país natal, donde el presidente François Mitterand le impuso la Legión de Honor y donde hace tres años celebró su medio siglo de carrera con un monumental concierto en Lyon, su ciudad natal. Su herencia musical la recogió su hijo Jean-Michel, precursor de la música electrónica.
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