Caso Madeja

El lugarteniente de Ginés intentó suicidarse tras salir de la cárcel

El agente, que salió de prisión el seis de marzo, ha estado ingresado en el área psiquiátrica del hospital del Henares

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Sus supuestos negocios turbios le colocaron en el punto de mira de los investigadores de la operación «Bloque». Una red de prostitución rumana, sita en Vicálvaro, y en la que Carlos apareció como presunto protector y socio de tres proxenetas. De ahí es de donde surgen las pesquisas que destaparon la presunta trama de corrupción policial de Coslada que acabó con la detención de 26 agentes y del que fuera oficial jefe de ellos, Ginés Jiménez. Carlos M. G. es el agente arrestado con mayor número de delitos imputados en su haber. Entre otros, está acusado de asociación ilícita, abusos sexuales, incitación a la prostitución, contra la integridad moral, lesiones, prevaricación, estafa, y contra la Administración de Justicia por manipulación de pruebas. Fue el penúltimo encarcelado por estos hechos en salir a la calle. En concreto, durmió en su casa el pasado 6 de marzo, día en el que fue puesto en libertad tras abonar una fianza de 6.000 euros. Su estado anímico debió de empeorar al intentar volver a la normalidad porque unas semanas más tarde, un fin de semana de finales de marzo, Carlos intentó suicidarse en su domicilio de Coslada. Según fuentes policiales, el considerado número dos de la supuesta red mafiosa, trató de acabar con su vida ingiriendo whisky y pastillas. Afortunadamente, un familiar le encontró y avisó rápidamente a los servicios de emergencia que le trasladaron a un centro hospitalario. Los médicos que le atendieron aconsejaron su ingreso y tratamiento en el Hospital del Henares, en el ala psiquiátrica. Allí, según fuentes sanitarias, no se le permitía más visitas que las de familiares muy cercanos. No era la primera vez que Carlos visitaba ese hospital. En el sumario de la operación «Bloque», él mismo detalla cómo, tras encontrarse mal por su constante consumo de drogas y anabolizantes, debe acudir ahí para evitar a su médico de cabecera. «Estoy mal por la movida de siempre», le confiesa a Fernando, otro de los agentes detenidos. Además, Carlos le insiste en que ya no le compensa los efectos con lo mal que lo pasa después. «El médico me dijo que podía estar cortado con heroína y que las paranoias, los sueños, y el estado de taquicardia y ansiedad podrían ser consecuencia del síndrome de abstinencia». A lo largo del sumario se aprecia cómo muchos de los detenidos estaban enganchados a varias sustancias antes de su ingreso en prisión. El estado de ánimo de varios de ellos se resintió durante el tiempo que estuvieron encarcelados llegando incluso a tomar antidepresivos.