Presentación
El tributo épico y de valor
El 5 de julio, José Tomás afronta un reto más difícil. Su primera y seguramente única encerrona en solitario no es sólo un brindis para la Historia, sino una muesca más en la culata de un torero épico y legendario que ha tenido como argumento fundamental el valor y la técnica. Desde luego hubo un antes y un después de San Isidro 2008, cuando el de Galapagar se jugó literalmente la vida, ahuyentó todos los fantasmas y se liberó definitivamente de la ansiedad que le suponía buscar su enésima consagración madrileña. Desde entonces, su toreo se ha hecho más fluido, más profundo e inteligente, sin esa necesidad agonística de coser su cuerpo a cornadas como tributo épico y de valor. La tremenda capacidad de José Tomás, que puede a todos los toros a costa de su sangre si llega el caso, se enfrenta al expediente de los seis astados cuando es un torero poco variado. Su tauromaquia es única, intensa, genial, pero no larga en pases y expresiones. La difícil variedad de la fecha mítica del 5 de julio supondrá una prueba de fuego para el torero, quienes le cantan y para todo aquel que exhibe el carné de aficionado al «arte de Cúchares».
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