Belfast

El Ulster se echa a la calle

El Ulster se echa a la calle
El Ulster se echa a la callelarazon

londres- Cuarenta y ocho horas no son nada, pero en Irlanda del Norte han supuesto el tiempo necesario para cambiar la historia de una región que, hasta el sábado, suponía un modelo de paz para todo el mundo. Miles de personas se echaron ayer a las calles de Belfast para formar parte de una concentración silenciosa que también tuvo sus réplicas en localidades como Lisburn, Newry, Downpatrick y Londonderry. La repulsa hacia unos «asesinos que no conseguirán que las cosas vuelvan al pasado» era el sentimiento compartido por unionistas y republicanos, protestantes y católicos. Aparte de las diferentes ideologías, en la calle se encontraron codo con codo aquéllos que nunca vivieron la época de los «Troubles» y aquéllos que no están dispuestos a volver a los días de miedo y violencia. Generaciones, al fin y al cabo, totalmente dispares que, sin embargo, confían en un mismo proceso de paz. «El mensaje para todo el mundo es la unidad, decencia y humanidad del pueblo de Irlanda del Norte», dijo Peter Bunting, portavoz de ICTU, uno de los sindicatos organizadores. Por la tarde tuvieron lugar vigilias en los lugares donde ocurrieron los asesinatos. En Craigavon, en el condado de Armagh, donde un policía murió el lunes después de recibir un disparo en la nuca a manos de un pistolero escondido entre los arbustos, ayer seguían llegando ramos de flores. Entre éstos, destacaba un manojo de rosas blancas depositado por Ann Robb, la madre de Andrew Robb. Su hijo, de 19 años, y su amigo David McIlwaine, de 18, asesinados en 2000 en una reyerta protagonizada por un grupo de disidentes. Los responsables nunca fueron capturados. «Lo siento mucho por la pérdida de vidas inocentes arrancadas por cobarde escoria. De una familia que saben el dolor y el sufrimiento por el que está pasando. Dios los bendiga», se podía leer en la nota recogida por «The Times». El ministro principal y el viceprimer ministro de la provincia, Peter Robinson y Martin McGuinness, visitaron el martes a la viuda del agente antes de partir a EE UU. El viaje tuvo que ser cancelado en dos ocasiones. La primera, el sábado, cuando el IRA Auténtico asesinó a dos soldados cuando recogían unas pizzas. La segunda, el domingo, cuando el IRA de Continuidad acabó mató al primer agente de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI) desde que el organismo se creó en 2001. El cuerpo está a punto de conseguir su gran sueño, que el 30 por ciento de sus agentes sean católicos. La mayoría no ha vivido la época del conflicto y, tal y como afirmaba ayer «The Times», el clima es de auténtico «pánico». Los superiores están ahora más preocupados que nunca de abastecer a las oficinas de chalecos antibalas para los agentes y Land Rovers blindados como los que se utilizaban en el pasado. Muchos de ellos estaban guardados en garajes como simples reliquias del Royal Ulster Constabulary, el cuerpo de Policía que existió en los 70 y 80 y que tras el proceso de paz fue destituido como símbolo del cambio. «Ya no estamos en forma para luchar contra una nueva campaña terrorista -afirmó un oficial- y esto no tiene que sorprender a nadie porque precisamente de eso se trataba cuando se creó el PSNI». El entierro de su compañero Constable Stephen Carroll será un funeral sin precedente alguno en la historia de la provincia. No sólo por el hecho de ser el primero que vive el nuevo cuerpo de Policía, sino también porque representantes del Sinn Fein, el antiguo brazo político del IRA Provisional, estarán allí para dar el pésame.