Albacete

El viajecito

La Razón
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Ir a Gibraltar como rampante jefe de la diplomacia española es ir a Albacete de luna de miel siendo los contrayentes del mismo centro de Albacete. Una misión doméstica con apenas unos gastos más de kilometraje que el desplazamiento que hizo Chencho Arias por los pasillos del Bernabéu para propiciar un encuentro bilateral en los servicios con Kofi Anan e instarle a que se llevara a Moratinos a la ONU. Fue aquel un pequeño gran momento: Chencho y Kofi le «cambiaban el agua al canario» mirando fijamente el horizonte marmóreo de los urinarios. Las relaciones internacionales se intensifican con pequeños gestos y con el gesto desmesurado del viaje a la Roca se testifica que el Gobierno ha asumido la autonomía bandolera de Pedro Caruana, sabiendo que en la calle ya no palpitan pintadas ni se grita en las fiestas de los pueblos «¡Gibraltar español!» Como acostumbra el Gobierno, ZP abrillantará esta misión de autobús de línea con crónicas oficiales: «El ministro Moratinos saludó a los responsables del peaje de Sevilla-Cádiz abonando de su propio bolsillo los 5 euros con noventa céntimos. Visitó fugazmente a los embajadores españoles en los países de Algeciras y La Línea de la Concepción y después sobrevoló el parque natural de Los Alcornocales, donde avistó una lechuza. En suelo gibraltareño demostró su don de lenguas, aclarando: «"I'm here porque he venido"». Si le hacía falta un cartón de rubio americano, ministro, sólo tenía que haberlo pedido.