Crisis económica
Epifanía de Smiley
Quizá para compensar tanta religiosidad popular, Smiley se manifestó y estuvo expuesto un rato, pero no como Landelino Lavilla, porque el veterano político centrista no perpetró daños apreciables. La aparición de Smiley, en cambio, demostró una vez más su talento para la impostura. Empezó por lo más arriesgado, que son las abiertas tomaduras de pelo. Así, afirmó: «El pleno empleo no era un compromiso sino un objetivo»; y horas después de haber asegurado que la situación mejoraría en la primera mitad de 2009, anunció que lo haría a finales de año -y seguirá reajustando el pronóstico hasta que efectivamente mejore, cosa que sin duda va a suceder. El paso siguiente es la epifanía económica: la Divina Aparición nos explica su infinita bondad. Subrayo dos aspectos, análogamente hipócritas y económicamente letales. Uno es: «No responderemos desde el recorte social, sino desde el aumento de la política social». Y el otro es la subida del Salario Mínimo Interprofesional, «que supondrá una vez más una ganancia de poder adquisitivo de los trabajadores». Son dos interesantes bulos. En el primer caso, Smiley oculta que su estrategia tendrá como resultado un empobrecimiento de los contribuyentes, puesto que es altamente improbable que los socialistas hagan «política social» con su dinero de ellos. Y en el segundo, este Gobierno progresista contribuirá a aumentar el paro entre los jóvenes, las mujeres y los trabajadores sin cualificación.
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