España tardó en dar su imagen

Había previsto Del Bosque que el enemigo es luchador, pegajoso y había sido catalogado hasta de patriota. Tal y como se había pronosticado, el equipo turco salió a jugar con más fuerza, más despabilado. Al equipo español le costó media hora tener oportunidades de gol. No se adueñó del balón y cuando el juego se basa en el manejo del mismo, en su conducción sin prisas, si pasa el tiempo y no llega el gol surgen todo tipo de sospechas.España tardó más de lo habitual en llevar el ritmo del juego. Simplemente porque los turcos pusieron una velocidad más y, con ello, además de crear contragolpes que obligaron a Casillas a detener un par de balones con perfume de gol, impidieron que el equipo español recuperara la pelota con prontitud. Los turcos, con su constante presión, impidieron que los españoles coordinaran su fútbol. Las bandas no contribuyeron a ampliar los espacios. El juego por el centro facilitó la labor defensiva turca.A Xavi lo siguieron de cerca y solamente hacia el último cuarto de hora del primer tiempo pudo crear pases con peligro. Villa y Torres contaron con pocos balones con los que buscar el gol. El ex atlético pudo ensayar su gran disparo en una sola ocasión y Demirel se lució. No era satisfactoria la actuación de la selección española cuando llegó el gol de Piqué. Fue en jugada a balón parado. Sacó Xavi y Ramos, siempre en busca del remate, no acertó, pero le puso el balón a Piqué, que debutó como goleador. El tanto sirvió para que España llegara a encontrarse más en su estilo y Turquía dio la impresión de que había perdido intensidad.Los cambios en el equipo, además de dar más pulmones, sirvieron para que los ataques fueran constantes. Mata y Silva ayudaron a poner a los defensores adversarios en mayores aprietos. La selección no tuvo su auténtica personalidad hasta que se sintió más segura con el marcador a favor. Se reservó físicamente demasiados minutos, mas acabó dando imagen de campeona europea. Allá enfrente, Estambul. Y Sudáfrica, más cerca.