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Eva Mendes siempre quiso ser monja hasta que supo que no cobraría por ello

La actriz estadounidense de origen cubano Eva Mendes confiesa que de pequeña soñaba con ser monja, aunque cuando su hermana le explicó que por ello no cobraría dinero se olvidó de la idea de entrar en un convento. "De pequeña soñaba con ser famosa para comprar un chalet y llevar (a mi madre) en limusina. Al mismo tiempo quería ser monja. Hasta que un día mi hermana Rebeca me dijo: 'Pero ¿sabes que a las monjas no se les paga?' Ya nunca más hablé de tomar los votos", explica Mendes en una entrevista que recoge hoy el diario italiano "Corriere della Sera"en su página web. En la entrevista, concedida a la revista italiana "A"y que el periódico reproduce, Mendes alaba el espíritu de sacrificio de su madre, quien, tras el divorcio de su padre, sacó adelante a cuatro hijos, algo por lo que la actriz no querría pasar. Mi madre "es una mujer maravillosa. No sé si en su lugar habría sido tan generosa. No creo que me apeteciera tener hijos. Ahora mi instinto maternal está satisfecho con mis siete sobrinos. Quizá soy egoísta", comenta la actriz. "Sin embargo, mi madre durante toda su vida ha ignorado su propia felicidad para darnos a los hijos una oportunidad. No es que fuéramos muy pobres, pero con su sueldo de contable en una compañía aeroespacial vivíamos cinco"personas, añade. Olvidado ese deseo de infancia de convertirse en monja, Mendes confiesa que le encanta el tipo de libertad sexual que reflejan los posados desnudos para algunas publicaciones. "Encuentro frustrante vivir en Estados Unidos, donde la sexualidad siempre es censurada. De pequeña mis ídolos eran (las actrices italianas) Sofía Loren, Gina Lollobrigida y Claudia Cardinale. Mujeres de gran integridad pero con una fortísima carga erótica", apunta la actriz. "Quizá si (el cineasta italiano) Federico Fellini estuviera aún vivo: me encantaría hacer un filme suyo", agrega. Sobre su pareja, el productor peruano George Gargurevich, Mendes dice que es un hombre que no se siente inferior a ella por el éxito que pueda tener y eso le gusta. "Los hombres -añade- sueñan con mujeres audaces e independientes, pero la mayor parte de ellos después les tienen miedo. Huyen. George, sin embargo, no se siente para nada inferior por mi éxito, es más, está feliz por mí. El verdadero amor es esto".