Investigación científica

Expertos a espaldas de la ley

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Expertos a espaldas de la leylarazon

Cada vez que surge un escándalo de tráfico de órganos, Rafael Matesanz se echa a temblar. Los expertos de su institución, la Organización Nacional de Trasplantes, han constatado que las donaciones se resienten a medio plazo. «La mera sospecha de que haya compraventa de órganos daña la idea que tiene la sociedad sobre cómo debe funcionar el sistema», asegura.Sin embargo, estos casos ofrecen una plataforma para los expertos que cuestionan el consenso de la comunidad científica. Según ellos, el trapicheo de órganos es un síntoma de un sistema que no funciona como debería. Y abogan por la creación de un mercado transparente que aumentaría el suministro y acabaría con el chollo de las mafias. «Sé que a mucha gente le parece repugnante», admite Arthur Matas, director del programa de trasplantes renales de la Universidad de Minnesota. «Sin embargo, a mí me parece más repugnante permitir que los pacientes sufran cuando podríamos hacer algo para mejorar sus vidas».No a los talonariosSu propuesta es que un organismo estatal se encargue de comprar los órganos que sean necesarios. Luego, sus expertos los repartirían siguiendo estrictos criterios de prioridad médica. Es decir, que nadie podría saltarse la cola a golpe de talonario. «Los vendedores sabrían que han salvado una vida y se les compensaría razonablemente por su tiempo, su altruismo y el riesgo que asumen», explica John Harris, profesor de bioética de la Universidad de Manchester.Los enemigos de este sistema replican con un potente argumento: sólo los más pobres aceptarían ceder sus riñones. Los defensores del sistema admiten esta posibilidad, aunque no la consideran un inconveniente siempre que los donantes estén informados de los riesgos. «Ahora mismo, los pobres asumen empleos peligrosos que los ricos jamás aceptarían», argumenta Matas. Otro inconveniente son los riesgos de someterse a una operación por dinero. Su réplica es que la mayoría de las personas sobrevive sin problemas con un riñón. De hecho, la donación altruista (por ejemplo, entre hermanos) es legal en casi todo el mundo. «Hay mucha hipocresía», denuncia Harris. «Actualmente, todos cobran en los trasplantes: los médicos, las enfermeras... incluso el receptor recibe un pago en especie. ¿Por qué no el donante?».Para Matesanz, estas tesis son «una boutade» de expertos que analizan el dilema «desde una perspectiva más filosófica que científica». Además, señala que la creación de un mercado dañaría las donaciones de órganos que no pueden cederse en vida, como el corazón. «Se trata de una explotación del hombre por el hombre», denuncia. «La civilización no puede retroceder tantos siglos en el tiempo hasta el punto de poner precio al cuerpo humano».