Valencia

Feijóo

La Razón
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Él sí ha sido profeta en su tierra. Los gallegos le votan como el político más valorado, por encima de Zapatero y el mismísimo Rajoy. Su carisma, porque ya lo tiene, se lo ha ganado como un meteoro besando señoras y estrechando manos en las calles, tomando tapitas en la Plaza del Obradoiro, y pisando las alfombras florales de Ponteareas, a las 12 de la noche y a las 12 de la mañana del día siguiente. Y se lo ha ganado, el carisma, arrebatando el discurso a la izquierda, a la que ha desarbolado para años, a cuenta de denunciar el despilfarro socialista, los dispendios de los nuevos ricos progres, los Audis de lujo y los despachos reformados a dos millones de euros. ¿Qué va a predicar ahora el PSOE en Galicia si el gobierno de derechas acaba con las pompas y los boatos e invierte el dinero en Policía Local y Ambulancias? Feijóo ha dado en esa diana, y sólo él ha sabido hacerlo, a pesar de que por otras autonomías los políticos se paseen en Audis A8 y los Benach se dediquen a tunearlos con un coste de 83.000 euros para los contribuyentes.Por eso a Feijóo ya no hay quien le tosa, ni en Galicia ni fuera de ella. Lo mismo le canta las cuarenta a Zapatero a cuenta de la financiación, que amansa a los populares de la boina o encandila a Fraga mandándole al Senado. Mientras los otros delfines del PP, por cierto, naufragan. Ya hay quien dice que con Camps tocado por los trajes –aunque se quedarán en nada– y con Esperanza consciente de que su oportunidad fue en Valencia –y eso es agua pasada–, los únicos aspirantes a suceder a Rajoy son Gallardón y Feijóo. El gallego, el único que no ha cumplido los cincuenta, representa otra generación y, sobre todo, otra forma de hacer política, la que se aventaja en la calle y con golpes efectistas, no regalando relojes como hacía Pepe Bono, si no vendiendo los coches lujosos de los socialistas. Como diría Pío Cabanillas, de Feijóo no se sabe si sube o si baja, porque sube y baja a un tiempo. Y ahora que ha decidido gobernar para la izquierda y para la derecha, que los socialistas se aten los machos. ¿Alguien sabe el nombre del sucesor de Touriño? Nobody. Como no aterrice en Galicia Pepe Blanco...