Cuba
Guantánamo como símbolo
Washington- Oriente Medio, las guerras de Irak y de Afganistán, así como las medidas económicas anticrisis, dominaron el día 1 de la era Obama. Pero como primerísima medida, el nuevo presidente quiso plantarle cara al peliagudo asunto de Guantánamo.
La Administración Obama hizo circular ya ayer el borrador de una orden ejecutiva para cerrar en el plazo de un año la prisión en la base militar de la isla de Cuba, uno de los símbolos más controvertidos de la llamada «guerra contra el terror» de la Administración Bush.
Reflejo también de sus prioridades fueron las primeras llamadas telefónicas a dirigentes extranjeros que realizó ayer desde el despacho Oval.
Antes de asistir por la mañana a un servicio religioso en la Catedral Nacional, el último coletazo ya de las celebraciones inaugurales, Obama llamaba al líder palestino, Mahmud Abas; al primer ministro israelí, Ehud Olmert; al presidente egipcio, Hosni Mubarak, y al rey Abdulá de Jordania. Según el nuevo portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, Barack Obama les comunicó su intención de trabajar «activamente por la paz en la región desde el principio de su mandato».
Gibbs no aclaró cuándo firmará el presidente la orden ejecutiva para clausurar Guantánamo, una medida que «favorecerá la seguridad nacional y la política exterior de EE UU», según dice el borrador. Pero mientras entra en vigor, el presidente Obama ya ha pedido paralizar durante 120 días los juicios pendientes en la prisión.
La moratoria servirá para evaluar todos los casos abiertos, que afectan a un total de 21 prisioneros, incluidos los cinco presuntos terroristas acusados de organizar el 11-S. Los jueces al frente de estos procesos respondieron ayer rápidamente a la petición del presidente. Tanto Stephen Henley, que juzga a los conspiradores del atentado de 2001, como el coronel Patrick Parrish, que debía reanudar el proceso militar contra el canadiense Omar Khadr, acusado de matar a un soldado estadounidense en Afganistán en 2002, cuando tenía 15 años, suspendieron sus audiencias. Son exactamente 248 los reos que continúan hoy en Guantánamo. La administración Obama tiene que decidir cómo juzgar a los prisioneros que merecen ser procesados, quizá en tribunales civiles. Como muchos de los países de origen de los reos practican la tortura, también tiene que convencer a sus aliados de que acojan en asilo a estos prisioneros.
La agenda de su primer día como Comandante en Jefe dio aún para más. Obama se reunió por la mañana con sus asesores económicos para redondear el paquete de estímulo económico que debe aprobar el Congreso. Por la tarde, el presidente convocó a su secretario de Defensa, Robert Gates, al jefe del Estado Mayor, el almirante Mike Mullen, y al comandante del Mando Central, el general David Petraeus, para preparar los ejes de la nueva misión en Irak y Afganistán.
De cara a inaugurar una nueva «era de transparencia», Obama también anunció una iniciativa para desterrar el secretismo interno que reinó en la anterior Administración. Asimismo, hizo gala de zurdo al firmar dos medidas que congelarán el sueldo de los empleados de la Casa Blanca que más cobran y que impondrán nuevas reglas éticas a los lobistas que intentan influenciar las decisiones del gobierno.
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