Incoherencia del PSOE en renovables

La Fundación Ideas para el Progreso, de la que el ex ministro de Trabajo Jesús Caldera es vicepresidente ejecutivo, ha querido ir más allá en materia de energías limpias que el propio sector y ha propuesto en un ambicioso informe que el cien por cien de la energía consumida en España para el horizonte 2050 sea renovable tanto si la demanda es alta, media o baja. Esta admirable meta parece difícil de alcanzar si el objetivo fijado por el Gobierno para el año 2020 es un 20 por ciento, pero más aún con ese siete u ocho por ciento de energía primaria que suponen hoy las renovables, calificadas por cierto en el último Real Decreto como «energías de riesgo a corto plazo», un término que ha levantado ampollas entre el sector.

De hecho, el Gobierno se marca unos objetivos que ni siquiera la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) ni Greenpeace proyectan en su Anteproyecto de Ley para el fomento de las renovables. Ellos proponen que para 2050 un 80 por ciento de la energía consumida en España sea renovable (la generación de electricidad en un cien por cien y para la calefacción y refrigeración en un 80 por ciento). No se trata de un tope, sino de una meta según ellos conservadora para alcanzar, tras el diálogo, un acuerdo.

De hecho, lo que ha propiciado la elaboración de este documento ha sido la ausencia de una Ley de Energías Renovables, cuya creación fue anunciada en el mes de abril de 2008 y de la que hoy sólo hay un borrador y no oficial.

Ambas entidades reclamaron diálogo a la hora de legislar en materia de renovables y que al menos se realice un discurso coherente entre lo que el Gobierno dice y lo que hace.

Mano negra«El Gobierno actual es el único que ha legislado en contra de las renovables en dos legislaturas», manifestó el presidente de APPA, José María González Vélez. La actual política energética está «dirigida por alguna mano negra que no quiere que avancen las renovables para que quizás funcionen los ciclos combinados», añadió.

«No hay coherencia entre el discurso del Gobierno y lo que está haciendo el Ministerio de Industria», afirmó el presidente de Greenpeace España, Juan López de Uralde. «Se habla de renovables como nunca se había hecho y en cambio se las ataca como nunca», añadió.

Y no es que no pueda conseguirse, pero si España quiere seguir liderando el tren de las renovables tiene que pasar ya de la teoría a la práctica. De hacerlo, se podría crear una importante bolsa de empleo, aunque en esto también hay sus matices. Así, mientras que la Fundación de Caldera cree que se podrán crear entre 300.000 y un 1.200.000 puestos de trabajo, desde APPA y Greenpeace son más conservadores y hablan de alcanzar un millón de empleos, de los que medio millón se crearían en la edificación.

«Hay que poner como obligatorio que todos los edificios nuevos y el 20 por ciento de los existentes sean renovables desde 2016. Tenemos 25 millones de viviendas y 1,5 millones de edficios sólo con rehabilitar energéticamente entre un 10 y un 20 por ciento de de este parque inmobiliario se haría un salto de gigante y se crearía medio millón de empleos», explicó Javier García Breva, miembro de la junta directiva de APPA y presidente de Solynova. Breva, en otro tiempo director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), insistió en que se diga realmente el coste del kilovatio hora por fuente, que se interiorice el coste de todas las fuentes, ya que «estamos hartos de que se diga que son caras».

Y si todos aseguran remar hacia el mismo lado, ¿por qué el barco no toma rumbo a los nudos deseados?