El Cairo
Cae el primer jefe militar de Hamas
La ofensiva terrestre del Ejército israelí en Gaza comenzará hoy, según informa un canal de televisión hebreo.
Si en un extremo de la cuerda se coloca la fuerza militar israelí y en otro extremo la política suicida de Hamas, ésta se tensará tanto que acabará, irremediablemente, tumbando a los dos.
Parece que, hasta el momento, nada va a hacer cambiar ni la posición del Ejecutivo hebreo, que continúa con su ofensiva contra Hamas en Gaza, ni la de los terroristas palestinos, que no han cesado de lanzar cohetes cada vez más potentes contra las localidades sureñas de Israel. El Ejército israelí se apuntó ayer un nuevo tanto con la muerte de Nizar Rayan, uno de los miembros más prominentes del movimiento islamista, conocido por el odio acérrimo al Estado judío que le había llevado a instigar atentados suicidas. De hecho, Rayan había pedido que se reanudaran las operaciones suicidas en el interior de Israel, como respuesta a la oleada de bombardeos. La muerte de este jefe del movimiento integrista y de parte de su familia debería suponer una clara advertencia de hasta dónde están dispuestos a llegar los israelíes para acabar con el lanzamiento de cohetes a su territorio.
Por sexto día consecutivo, la aviación israelí bombardeó objetivos de Hamas. Entre los edificios atacados se encuentra el edificio del Parlamento y el Ministerio de Justicia, pero también resultó dañado un hospital infantil, según la agencia palestina (WAFA).
Mientras, decenas de miles de soldados y tanques desplegados a lo largo de la frontera esperan órdenes para un ataque por tierra. Las tropas entraron brevemente ayer en territorio palestino, donde se enfrentaron con el brazo armado del grupo islamista, pero dicha incursión no forma parte de la invasión anunciada por el Gobierno de Tel Aviv. Según el Canal 2 israelí, la ofensiva terrestre tendrá lugar hoy.
Por su parte, los milicianos palestinos respondieron con una salva de cohetes que alcanzaron la ciudad de Beersheba, a unos 40 kilómetros de la frontera. De los 40 proyectiles que cayeron ayer, uno de ellos generó un incendio en un edificio de ocho plantas en Ashdod. Ahora, medio millón de israelíes son el blanco potencial de los ataques de los grupos armados palestinos, que poseen cohetes más potentes del tipo Grad, introducidos por piezas a través de los túneles subterráneos que comunican con el Sinaí egipcio. En la franja, la mayoría de la población vive encerrada en sus casas, sin agua ni electricidad y con el único sonido de bombardeos, ambulancias y los aviones no pilotados.
Fracaso diplomático
El último intento de alto el fuego para salir del circulo vicioso de la violencia, que se ha cobrado ya la vida de al menos 400 palestinos y cuatro israelíes, además de dejar dos mil heridos en Gaza, se esfumó ayer después de que la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU concluyera sin llegar a un acuerdo sobre un proyecto de resolución presentado por Libia para el cese inmediato de las operaciones militares israelíes. La propuesta árabe fue rechazada al considerarla desequilibrada por no hacer referencia a Hamas y culpar exclusivamente a Israel de la crisis. En la última reunión del Gabinete de seguridad, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo que no se dan las condiciones necesarias para un alto el fuego. Aunque Olmert prometa que su país tratará a la población de Gaza «con guantes de seda», pero a Hamas con «puño de hierro», el numero de víctimas civiles sigue aumentando en la franja.
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