Conciertos

Jansen la reina de las descargas

Con un violín de más de 200 años revoluciona la red. Vivaldi y Bach ya compiten en descargas con Springsteen.

La Razón
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Madrid- De tal palo, tal astilla. En el caso de los Jansen, una familia holandesa de nivel medio-alto, todos sus miembros se dedican a la música. Todos sin excepción. Nada extraño hasta aquí, de no ser porque la chica de la casa, una belleza que podría alternar en cualquier pasarela internacional, sin exagerar, que aún no ha cumplido los treinta y es una consagrada violinista, ha conseguido pulverizar el récord de ventas en iTunes de su versión de «Las cuatro estaciones» de Vivaldi, ejecutada sólo con instrumentos de cuerda. Con un Stradivari Cremona Barrere de 1727 entre las manos acumula ya el 73 por ciento de todas las ventas que existen en iTunes de esa grabación. En Youtube ya se han colgado algunos de sus últimos conciertos y se puede disfrutar de su interpretación de Mozart (el «Concierto no. 5»), Mendelssohn, y del que ofreció a principios de este año con la Orquesta de la BBC.

«Quiero eso, y me lo bajo»

Una proeza para estos tiempos, que la artista justifica con un desapasionado «está claro que los tiempos cambian. Vivimos la era del "veo eso, lo quiero y me lo bajo". Es fantástico saber que la música clásica está cambiando», comenta ante un fenómeno sin precedentes y que ha llenado de gozo a su casa discográfica, Decca Music Group. El sello, al que le sobra olfato, apostó en la década de los 90 a caballo ganador con otra, entonces, joven promesa, Joshua Bell, exquisito violinista también y de buena planta (aunque casi diez años mayor que la Jansen) que despachó una importante cantidad de discos y que hoy es una de las figuras indiscutibles con el arco.

Janine Jansen (Utrecht, Holanda 1978) comenzó a estudiar violín a los seis años de la mano de Coosje Wijzenbeek, Philipp Hirshhorn, y Boris Belkin, y a los diez ofrecía su primer concierto. La niña apuntaba alto, y algunos años más tarde, en 2001, ya era solista de la National Youth Orchestra de Escocia, donde ejecutó un concierto para violín de Brahms que dejó estupefactos a los presentes. Cuatro años después fue la elegida para abrir los Proms de la BBC. Desde entonces ha colaborado con las orquestas más prestigiosas, como la Royal Concertgebouw Orchestra, Filarmónica de Berlín, Sinfónica de Londres, Orquesta de Cleveland, Sinfónica de Sydney y Sinfónica de Tokyo NHK, así como con directores de la talla de Frans Brüggen, Riccardo Chailly, Valery Gergiev (su favorito, ha confesado ella), Roger Norrington, Sakari Oramo, Mikhail Pletnev y Leonard Slatkin.

 

Bach, el sonido más puro

La carrera de esta violinista es imparable y tras el éxito de Vivaldi se ha decidido por Bach, cuya música considera «la más pura que se pueda escuchar». Son, además, piezas que no han sido muy interpretadas y merecen serlo porque son absolutamente maravillosas», comenta. Se trata de las «Inventions» (invenciones) parte Dos (BWV 772-786) y la parte Tres (sinfonías, BWV 781-801), originalmente sólo para teclado, aunque Jansen explica que ha utilizado para esta grabación una mezcla de violín con viola y de violín con viola y chelo que proporcionan a la música una nueva resonancia.

Jansen acaba de poner el punto y final a una gira que la ha llevado por La Coruña, Sevilla y Las Palmas. Su próxima visita a España será en abril de 2008 donde tocará en Valencia, Barcelona y Madrid.

Historias de un pianao bar

A Janine Jansen le gusta divertirse con sus amigos. A pesar de lo apretado de su agenda, del centenar de conciertos que ofrece por todo el mundo, la violinista se esfuerza por encontrar un respiro en estas fechas para parar y recargar las pilas. Desde 2003 despedía el año de la misma manera: el día 30 llenaba un pequeño y conocido pub del centro de Viena, el Broadway Piano Bar, con sus amigos, otros artistas, músicos también, provenientes de otros lados del planeta que tocaban en pequeñas formaciones. El problema surgió cuando el pasado verano el recinto cerró sus puertas. Jansen se apiadó de su propietario, que se había quedado en la calle, y se lo llevó al festival de Utrech que ella dirige para que sintiera el calor de sus amigos artistas en una fiesta interminable donde prima la improvisación. Dice que la música no debe parar: «Éstos son los mejores momentos que tiene la vida», asegura ella.