Barcelona
La ciencia busca cómo crear sangre
Para los especialistas la línea más prometedora en la incesante búsqueda de alternativas a las transfusiones tradicionales se encuentra en las unidades mínimas de vida, que serán capaces de imitar las funciones sanguíneas.
En busca del «oro rojo». Un título bastante atractivo bajo el cual la Medicina busca nuevas alternativas a la futura escasez de sangre. Crear el fluido que recorre los centenares de metros de arterias, venas y pequeños capilares por el organismo no parece un trabajo sencillo. Algunos intentos tan sólo consiguen suplir una de sus funciones, la de transportar el oxígeno a los diferentes sistemas orgánicos, otros ni siquiera y fallan en las primeras pruebas.Cierto es que no se trata de un problema a corto plazo, pero sí que ha de encontrarse una «fórmula mágica», fruto de años de trabajo de laboratorio que pueda suplir las carencias que los especialistas auguran a largo plazo. Enric Contreras, director del Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña, manifiesta que «se prevé un aumento en el consumo de sangre en el futuro y el problema al que nos enfrentemos entonces es que el nivel de donaciones no será equitativo. Esto es, el envejecimiento de la población, la aparición de enfermedades y falta de concienciación de la población general hará que las reservas sanguíneas escaseen y no podamos asumir todas las necesidades». En la actualidad, a falta del recuento final (en el que han de obtener todavía los datos de dos comunidades autónomas) en España hemos aumentado el número de donaciones hasta en un cinco por ciento en 2008, aunque el consumo todavía registra cifras aún más altas, y se ha llegado a elevar por encima del ocho por ciento respecto a 2007, según la Federación Nacional de Donantes de Sangre (FNDS). «Aquí juega un papel muy importante la optimización de los recursos, como las autotransfusiones, y no se debe descuidar tampoco la sensibilización social hacia este problema», asegura el presidente de la FNDS, Martín Manceñido Fuertes.Futuro realPor ello la ciencia no cesa en la búsqueda de ese «santo grial». De hecho, uno de los avances más prometedores en esta materia se encuentra en las células madre. Esta semana se anunciaba un nuevo proyecto, a cargo de un grupo de científicos británicos a partir de los embriones sobrantes de la fecundación in vitro. En esta iniciativa participan la sección de Sangre y Transplantes del Servicio Nacional de Salud, el Servicio Nacional de Transfusión de Escocia y el Wellcome Trust, una de las grandes organizaciones médicas de carácter benéfico del mundo. Su objetivo es encontrar los embriones genéticamente programados para desarrollar sangre del grupo 0-, que puede transfundirse a cualquier persona sin rechazo. Sin duda, este tipo de avance ayudaría a paliar el problema de escasez puntual que se da en este grupo sanguíneo, relativamente raro, pues sólo un siete por ciento de la población lo posee. Para el director del Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña supone «una de las propuestas más realistas de las que hay encima de la mesa en la actualidad». En este sentido, Luz Barbolla, gerente del Centro de Transfusiones de la Comunidad de Madrid, apunta que «cualquier avance en este campo se ha acariciado con esperanza. Además, no se trata de ningún tipo de sangre sintética, como se ha comentado hasta ahora, sino humana». La meta de los científicos consiste en convertir las células embrionarias en glóbulos rojos portadores de oxígeno para las transfusiones de urgencia. «Escogiendo estas células como "nidos"de producción de glóbulos rojos, y nutriéndolas adecuadamente, se dispondría de una central productora "ilimitada"de los componentes sanguíneos más buscados en todo tipo de emergencias sangrantes», explica Mercè López Soques, jefe clínico del Servicio de Transfusión del Hospital del Mar y Esperanza de Barcelona. Este tipo de sangre, además, no presentaría ningún riesgo de infección por el virus del sida, la hepatitis o la variante humana de la enfermedad de las «vacas locas». Aunque de momento no se baraje nada más que la función transportadora de oxígeno, Barbolla considera que «no en poco tiempo después de haber alcanzado este paso, se pueda conseguir que estos avances asuman los otros papeles de la sangres, como la función plasmática, de la que se obtiene la materia prima para extraer la inmunoglobulina». A pesar de lo prometedor de estos trabajos existen una serie de implicaciones prácticas que es importante contextualizar: «Debido al elevado coste de los productos empleados y la baja productividad obtenida en los procesos, hoy por hoy, disponible habrá que realizar un esfuerzo de investigación importante hasta que sea posible producir sangre a escala industrial», subraya Joan García López, director del programa de cordón umbilical del Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona.Además, de este proyecto, científicos de otros países, entre ellos Suecia, Francia, Australia y Estados Unidos trabajan actualmente en el desarrollo de sangre a partir de células embrionarias. «En el presente existen tecnologías muy prometedoras mediante las cuales es posible obtener glóbulos rojos a partir de células madre de cordón umbilical o embrionarias. Éstas se han mostrado eficaces en generar hematíes con el mismo contenido en hemoglobina, morfología y capacidad transportadora de oxígeno que las células rojas humanas normales», manifiesta García López.Otras opcionesMucho antes de que las células madre se perfilasen como la línea de trabajo más segura, ha habido otros intentos de encontrar el sustituto perfecto del humor sanguíneo. Entre ellos hay que distinguir, como explica López Soques, «dos grandes líneas de creación de sangre artificial: la que persigue obtener una hemoglobina parecida a la humana, y la línea que persigue la obtención de una sustancia transportadora de oxígeno totalmente ajena a la hemoglobina».La más avanzada podría considerarse «Hemopure», comercializada y aprobada en Sudáfrica. Consiste en una sustancia que procede de la hemoglobina bovina, pero que perdió su fama con la llegada de la problemática de las vacas locas. «Muchos ensayos fueron paralizados por haber elegido esta hemoglobina proveniente de ganado en los años anteriores a la aparición de la enfermedad de las "vacas locas"», apunta López Soques. Pese a lo cual en el país africano se usa en la actualidad para reanimar pacientes en situación de urgencia.Otro método se basa en la obtención de un transportador de oxígeno ajeno a la hemoglobina. En este caso se halla la llamada «sangre de plástico», a cargo de un grupo de investigadores de la Universidad de Sheffield (Reino Unido). çesta consiste en la creación de millones de moléculas de plástico que actúa como la hemoglobina. El director del equipo de investigación, Lance Twymann, reconoce, «que esta opción es válida para atender a un paciente en situaciones de emergencia, puesto que una vez estabilizado en un centro hospitalario es necesario una transfusión normal». Bajo esta misma idea, otra iniciativa, pendiente en la actualidad de aprobación por la FDA (Agencia Estadounidense del Medicamento), es «Polyheme». En este caso, «la modificación se realiza en el tamaño de la hemoglobina, la cual se agranda para aumentar su capacidad de transportar oxígeno», explica Sophia H. Twaddell, portavoz de los laboratorios Northfield.«Los sustitutos sintéticos de la hemo-globina se encuentran en este momento muy cuestionados debido a los resultados de los estudios de seguridad realizados en modelo animal y ensayos clínicos con humanos», asegura García López. A lo que López Soques añade «que hubo problemas de efectos adversos con algún producto de este grupo de derivados químicos sintéticos denominados perfluorocarbonos». En estos las consecuencias pueden llegar a comprometer la salud de los receptores que se encuentran en estado más crítico, «como la ruptura de los capilares o la elevación de la tensión arterial», explica Contreras.Pese a las opciones que la Medicina propone para alcanzar a producir «oro rojo», los especialistas concluyen que «aún andamos lejos de todo esto y por eso la única solución tangible a corto plazo es la donación», afirma Lluis Puig, jefe del Servicio de Hemodonación y Transfusión del Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña.
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