Estados Unidos
La crisis perjudica seriamente la salud
Existe un miedo generalizado a aquello que primero apretó y que ahora parece que empieza a ahogar. Aunque las necesidades básicas siguen cubiertas, hace tiempo que prescindimos de lo prescindible, esto es, el gimnasio, los viajes o las compras (entre otros). Y hay quien no ve muy lejano el día en que sea lo esencial aquello de lo que deba privarse, como las consultas médicas o el consumo de fármacos.
De hecho, en países como Estados Unidos ya ocurre algo similar. Según se desprende de un estudio elaborado en la Universidad de Michigan, uno de cada nueve pacientes no toma su medicación habitual para que ésta les dure más tiempo. Claro que, hay que tener en cuenta que el Sistema Nacional de Salud de los americanos dista mucho del español, y el coste de las medicinas corre a cargo del propio enfermo. Julio Zarco, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), afirma que «esto no ocurre sólo por la crisis, es algo más común de lo que parece.
Los españoles son malos cumplidores terapéuticos». Esto no hace sino agravar los problemas, ya que «se produce una resistencia bacteriana en las enfermedades infecciosas», matiza Zarco. Lo que sí es cierto es que la crisis «genera problemas económicos y conlleva daños en la salud mental y disfunción social», explica el presidente de Semergen. Tanto es así, que las consultas de psiquiatras y psicólogos han registrado un aumento significativo en los últimos dos años, y algunos estudios lo sitúan en un 50 por ciento. Así lo revela el informe publicado recientemente por Álava Reyes Consultores.
Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), explica que «desde el punto de vista clínico cada vez es más frecuente ver casos relacionados con la situación económica actual. Se trata de un trastorno de carácter adaptativo consecuente de haber organizado proyectos en base a una situación que no se pensaba que se iba a modificar.
Por ejemplo, una pareja que pide un crédito para pagar un inmueble». A pesar de que las mujeres son las que más suelen acudir a consulta, -en un 70 por ciento superan las visitas frente a los hombres-, éstos comen terreno a las féminas en lo que a problemas sobre temas laborales se refiere. Julio Zarco apunta que «antes eran ellas las que más se refugiaban en un experto por una depresión, porque la idea clásica es que son mejores comunicadoras y eso hace que se realicen más diagnósticos de este perfil. Pero ahora hay más hombres con un patrón de jóvenes y adultos entre 40 y 50 años con trastornos depresivos que acuden al profesional». El estrés, la ansiedad, irritabilidad, angustia y la falta de sueño son algunos de sus síntomas. «En los primeros aparecen porque han sido los últimos en incorporarse a la empresa y ven peligrar su trabajo, y en los segundos porque su rendimiento se ha visto aminorado por razones de edad y salud y temen, a su vez, la prejubilación», señala Bobes.
En busca de la baja
El siguiente paso que dan los afectados por estos trastornos adaptativos es medicalizar la vida diaria, ya que ven un pronóstico oscuro a largo plazo. Los ansiolíticos para dormir son habituales en los pacientes. No obstante «sólo deben tomarse como ayuda transitoria, a lo sumo durante una semana y bajo recomendación médica», especifica Bobes. Pero a veces, el uso de fármacos es sólo el primer paso para pedir la baja laboral. «Es lógico que estiren las limitaciones físicas que les permiten cierto rol de enfermos», explica Bobes. Aunque hay quien se aprovecha de esta circunstancia para evitar un despido, lo que lleva a los profesionales a la caza del ciudadano «rentista», y no resulta tarea fácil.
«Siempre los ha habido, y ante estos casos el médico de familia se encuentra indefenso. Sólo el conocimiento del entorno y del propio paciente nos hacen saber si está realmente incapacitado o no, lo que requiere un exhaustivo seguimiento», dice Zarco. Las recomendaciones son un punto en el que coinciden los expertos. Fomentar el entramado social y familiar es crucial. «Escuchar, exprimir los sentimientos y recibir apoyo psicosocial es lo principal», matiza Bobes.
Daño cardiovascular
Sin embargo, el corazón no siempre atiende a estas «medicinas naturales». Los problemas cardiovasculares también se incrementan debido al estrés. Según miembros del Centro Europeo para el Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un estudio elaborado en más de 10.000 empleados londinenses reveló que los que sufrían estrés, tenían un riesgo del 32 por ciento mayor se padecer problemas cardiovasculares. Además, algunos vicios como el alcohol, también contribuyen al aumento de la presión arterial, por lo que aquellos que habitualmente beben, incrementan el riesgo. Otro de los vicios a los que se agarran es el tabaco. Porque no hay quien deje el hábito con los tiempos que corren. Desde que se aprobara la Ley Antitabaco, entre 2006 y 2007, hubo un descenso de un seis por ciento en adictos a la nicotina. Pero en el año que acabamos de cerrar, se ha estancado. Y a quien no le da por el tabaco, le da por apretar los dientes.
Es el trastorno llamado bruxismo, consecuencia de la ansiedad y las situaciones extremas, y según señalan algunos expertos este problema se ha incrementado un diez por ciento durante este último año respecto a 2007. Estos son los datos de un informe realizado por profesionales del Hospital Ruber dental de Madrid. Apuntan que en los últimos meses las consultas médicas de urgencias por este trastorno han aumentado. El bruxismo (que se sufre también durante las horas de sueño) provoca en los afectados el desgaste de las piezas dentales y molestias severas en la articulación mandibular, que puede llegar a bloquearse e impedir abrir la boca con normalidad.
Los dolores de oído también son frecuentes. No obstante, Manuel Alfonso Villa Vigil, presidente del Consejo General del Colegio de Odontólogos de España, no lo ve del mismo modo y especifica que «es un síndrome de dolor disfunción (SDD) que no ha registrado una mayor demanda, aunque pudiera haberla porque este tipo de situaciones de crisis crea tensión y se aprietan más los dientes». A consecuencia de esta presión mandibular «se producen dolores de cabeza, de nuca, el paciente tiene sensación de ruido o, por el contrario, de pérdida de audición, y puede llegar a ser invalidante cuando produce vértigos», matiza Villa Vigil.
Como invalidante puede ser dejar de hacer ejercicio, o hacerlo mal por haber abandonado el gimnasio en un intento de ahorrar. Esto es un error, porque el ejercicio es, sin duda, la mejor inversión para la salud. Juan José González Iturri, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (Femede), explica que «existe una costumbre establecida, una necesidad, por lo que creo que se seguirá acudiendo a los gimnasios y el que tenga dificultades si lo ha hecho antes, ya conoce lo que debe hacer». En definitiva, si hay que «quitarse» de algo, mejor que sea del tabaco, del móvil o de extras innecesarios.
De paseo
Pero para quien de verdad tenga que recortar gastos, pueden empezar a practicar lo que los adictos a la cultura del «ing» denominan el «urban walking», vamos, el caminar de toda la vida, que, además, libera tensiones. Iturri matiza que «matarse corriendo sería un desastre. La carrera a pie se debe hacer en progresión, sin prisa, educando al corazón. Y caminar es muy bueno, lo mejor para empezar. El trote diario o alterno, dar caminatas dos veces al día o usar la bicicleta son formas muy saludables de mantenerse en plena forma».
Otras claves para sobrellevar lo mejor posible la que se avecina, es mantener un pensamiento positivo, ya que la prejubilación, los cambios laborales o la búsqueda de trabajo dan pie a una evolución personal. Hay que aprender a enfrentarse a estas situaciones, observar los fallos y realizar una autocrítica. Pero, sobre todo, hay que intentar desconectar, disfrutar de los momentos de ocio. Que nada ni nadie logre perturbar nuestro equilibrio emocional.
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