Andalucía

La escalera

La Razón
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Bajó muchos de los peldaños de la escalera, y de golpe los ha subido. Me refiero a Mariano Rajoy, que junto a Alberto Núñez Feijóo ha sido el gran vencedor de las elecciones en Galicia. Lo del País Vasco merece otra interpretación. Allí, el PP ha descendido, pero tiene, por vez primera, protagonismo decisorio para desbancar al nacionalismo del Poder. La patata caliente está en manos de Pachi López y Zapatero, porque Rajoy ha ratificado su buena disposición de apoyar al PSE en su camino hacia el Gobierno de Vasconia. Lo ideal sería el voto a favor de López y un pacto parlamentario durante la legislatura. Un pacto acompañado de una gran lupa y puntual vigilancia de su cumplimiento. Pero a ese tren tiene que subirse la Constitución. Galicia ha sido diferente. Lo canta el juglar. Galicia, como Andalucía, es tierra de poetas. Humor de sol y humor de bruma. Que así cantaba en la mañana del lunes Ramonciño, el poeta callejero de Bueu: «Galicia lo ha decidido,/ y ha demostrado que hoy,/ apoya más a Rajoy/ que al pobre Conde Pumpido./ Y a Garzón, que está ¿xodido¿». Mal ha calculado el juez cinegético. Los escándalos de derroche, concesiones y licencias soplaron fuertes en las tierras gallegas. Esos muebles, esos barcos, esos regalos eólicos. Ramonciño canta en la esquina: «Pepiño ha sido vencido,/ y se esconde Zapatero./ El derroche del dinero,/ a Touriño ha derretido./ Y Garzón sigue ¿xodido¿». El presidente del Partido Popular sabía que su futuro dependía de los resultados en Galicia, y ha hecho un esfuerzo grande, titánico y comprometido. Núñez Feijóo, tan débil para algunos, ha resultado eficaz y fuerte. Y Ramonciño entona por los jardines: «Desembarcó desvaído/ el navegante del yate./ En el yate había tomate, / y el tomate se ha podrido./ Y Garzón, aún más ¿xodido¿». La mayoría absoluta es el reto dificilísimo del Partido Popular. Y la ha conseguido frente al Poder socialista y nacionalista. Lo escribía días atrás. Los gallegos son listos como los ratones y largos como sus horizontes marinos. Las encuestas favorecían la continuidad del extraño pacto de un socialista moderado, Touriño, y un nacionalista de la izquierda radical, Anxo Quintana, experto en popas mullidas. «Rajoy, de golpe ha subido,/ la escalera que bajó./ Y ahí está Núñez Feijóo / de reluciente valido. / Y Garzón, ¿archixodido¿». Garzón salió a montear famas y honores del Partido Popular en fechas sospechosas. Y hasta ahora, sólo ha cobrado una pieza. A Mariano Fernández-Bermejo, su compañero de caza, abatido por el fuego amigo. Ramonciño contempla la mar de los gallegos, lenguas de rías y rocas de muerte. El fin de la Tierra para nuestros mayores. «Se sumó la votación,/ volvió al poder el Pepé,/ Touriño, triste se fue/ con Quintana de excursión¿/ Y el más ¿xodido¿, Garzón». Atlántico costa arriba, también Galicia es Cantábrico. De punta a punta, Asturias y Cantabria de por medio, una carita lo decía todo. Ibarreche no quería hablar. Lo hizo Urkullu en su nombre. Recibía abrazos, felicitaciones y aplausos, pero a él le pesaban las montañas que rodean su Llodio natal. Urkullu pedía alianzas para que el PNV se mantenga al frente del sistema. Es de esperar que no las consiga. El nacionalismo, fuera del poder, es apenas nada. España es la que espera.