Barcelona

La Policía implica a los acusados en el crimen de la joyería de Castelldefels

La principal conclusión de un inspector jefe de la Policía es que tío y sobrino estaban compinchados.

La Policía implica a los acusados en el crimen de la joyería de Castelldefels
La Policía implica a los acusados en el crimen de la joyería de Castelldefelslarazon

La Policía Nacional inculpó ayer a los dos acusados del triple crimen de la joyería de Castelldefels, ocurrido en 2005. El informe policial indica que Fernando Sánchez y Juan Antonio Sánchez, tío y sobrino, tramaron un plan para robar en el establecimiento, pero que sólo contaban con la presencia del matrimonio dueño de la tienda, José Luis R.G. y María Rosa A.G.. Sus intenciones se vieron frustradas con la aparición del hijo de la pareja, Carlos R.A.

Plan frustrado
La presencia del joven frustró los planes de los acusados, y esto derivó en el brutal asesinato a machetazos de los tres miembros de la familia. La Fiscalía pide 78 años de cárcel para Fernando Sánchez y 66 para su sobrino Juan Antonio, por tres asesinatos con alevosía y ensañamiento y robo con violencia. También reclama más de 200.000 euros de indemnización para los familiares de las víctimas.
La declaración de ayer del inspector jefe de la Policía sirvió para implicar en el triple crimen a Juan Antonio, quien aseguró que no cometió ningún asesinato y que se limitó a esperar a su tío en la puerta de la joyería mientras éste reparaba el aire acondicionado de la tienda. Sin embargo, el Policía afirmó que Juan Antonio entró en el establecimiento, peleó con el hijo de los joyeros y alertó a Fernando, quien fue fue el autor material del triple asesinato. En la ropa del sobrino no había sangre de las tres víctimas. Quedó descartada la implicación de una tercera persona.
En teoría, y siempre según la versión policial, Fernando tenía que limitarse a arreglar el aire acondicionado, pero la lucha entre Juan Antonio y Carlos provocó un desenlace trágico. Los presuntos agresores recurrieron al asesinato para evitar que los joyeros les identificaran.
Así las cosas, la Policía Nacional sitúa a tío y sobrino en la joyería la fatídica mañana del 29 de noviembre de 2005, pero no los testigos. Sólo uno de los doce que han declarado en el juicio recordó la presencia de ambos acusados en el momento de los hechos.
También declaró una psicóloga que examinó a ambos acusados y descartó que estuvieran bajo los efectos de drogas y cualquier tipo de problema mental. Por su parte, los forenses confirmaron que las tres víctimas fallecieron por heridas de arma blanca en sus zonas vitales, como el pulmón y el corazón. No obstante, el machete no tenía huellas.