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Castilla y León

«La política la llevo siempre conmigo»

«Estoy orgulloso de haber actuado siempre conforme a mi conciencia y a mi responsabilidad»
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–Cinco años después de dejar la política. ¿Cómo está?
–Muy bien. Muchas gracias.
–Y si mira hacia atrás y hace balance, ¿de qué se siente más orgulloso?
–Sobre todo de haber actuado siempre conforme a mi conciencia y a mi responsabilidad. Hay una expresión «churchilliana» maravillosa que dice que en la vida de todo hombre la guía tiene que ser su conciencia y su responsabilidad, porque el que haga eso siempre andará con las tropas del honor.
–¿Piensa que se ha sido injusto al hacer balance de su gestión en el gobierno? ¿Que es ingrato reducirlo todo a la famosa foto de las Azores o a Irak?
–No voy a ser tan arrogante de decir que algunos no pueden vivir sin mí, pero la verdad es que hay determinadas campañas que deberían fatigar a quienes las impulsan. Son bastante absurdas y reflejan un muy bajo nivel por parte de sus protagonistas. En cualquier caso, estoy convencido de que la mayoría de los españoles tienen un sentido histórico de las cosas y saben valorar las etapas con perspectiva y con visión de futuro.
–Después de estos cinco años, ¿sigue echando algo de menos de la política?
–No echo de menos el ejercicio activo de la política, pero es verdad que la llevo siempre conmigo. En momentos difíciles de España como éste, uno se tiene que plantear dónde está su responsabilidad como ex presidente del Gobierno y si es el momento de decir determinadas cosas.
–Hace unos días se publicaban unas declaraciones suyas en las que afirmaba que mucha gente le pedía que volviera a la política. ¿Hay alguna razón que le pudiera animar a dar un paso adelante, quizás no para estar en la primera línea, pero sí para echar una mano al Partido Popular?
–El otro día un amigo mío me decía que «esto se parece cada vez más a las peregrinaciones de Valladolid». Yo le recordé que entonces era presidente de Castilla y León y hoy soy el presidente de FAES. Ahora no ejerzo ningún cargo político, y puedo asegurar que estoy encantado de encontrarme en esta casa [por FAES]. No echo de menos la política activa, y mucho menos cuando veo el tono del debate político en España.
–¿Cómo es un día normal en su vida?
–En lo que va de año he estado en Chile, en Uruguay, he viajado por España, he ido a Valencia para recibir el Doctor honoris causa y he estado en Francia. Ahora me voy a mis clases de Georgetown, pasaré en Medio Oriente la siguiente semana, viajaré otra vez a Francia en la siguiente... Ésa es mi vida. Trabajar, idear cosas..., e intentar disfrutar, el poco tiempo que tengo libre, con mi mujer, mis hijos y mis nietos, que gracias a Dios están muy bien.
–Quizás el trabajo es el secreto que explica que cada vez parezca más joven.
–Intento estar cada vez más joven en espíritu. Y también procuro ganarle un poco de tiempo al tiempo. ¡Para cuando entre en los 90 espero estar en forma!
–¿Qué es lo que más le ha costado aprender, o acostumbrarse a hacer, desde que dejó de ser presidente del Gobierno?
–¡Hablar en inglés!
–¿Y ahora está aprendiendo a hacer algo nuevo?
–Bueno, todos los días aprendo algo nuevo. La curiosidad intelectual está muy viva. Desde el punto de vista intelectual es un privilegio conocer a mucha gente y viajar a tantos sitios. Ahora estoy trabajando en un nuevo libro sobre la economía y sobre cómo superar esta situación de crisis. Será un ensayo breve y muy claro.
–Por cierto, ¿usted se maneja con las nuevas tecnologías?
–Ése fue otro de los objetivos que me marqué cuando dejé La Moncloa. Hace tres años dediqué todo el verano a superar mis deficiencias tecnológicas. Me gusta marcarme objetivos y trabajar por conseguirlos.
–¿Qué está leyendo en la actualidad?
–Un libro que me regaló mi amigo el presidente de Uruguay. Su título es «La agonía de la democracia» y en él se describe cómo una crisis económica, por exceso de gasto, fue derivando en una crisis institucional que terminó en la agonía de la democracia en Uruguay. También estoy leyendo «La agenda de la libertad», que plantea cómo se puede promover una agenda de libertad en el mundo desde posiciones un poquito distintas de las de Bush y más cercanas a las de Obama.