F. C. Barcelona

La venganza de Sergio Ramos

La Razón
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Ronaldinho finalmente fue titular, y a Schuster no le cogió desprevenido. Lo veía venir y Sergio Ramos tenía las indicaciones pertinentes. Juntarse a él, impedirle darse la vuelta. Y, por si acaso, Pepe estaba detrás para ir al corte. Una tela de araña para frenar al brasileño, temido aunque no se encuentre en su mejor momento. El primer balón que le fue a «Dinho» fue un augurio de lo que le esperaba a lo largo del partido. Controló mal. En la segunda pelota que tocó, al ir a girar, su espalda chocó con el pecho de Sergio Ramos, que se terminó llevando el esférico al ganarle en el juego de braceos. El Camp Nou todavía no regaló al «10» el rumor habitual de esta temporada. Eso vendría después. «Ronnie» se ha convertido en un jugador sospechoso, pasota, pero en los últimos partidos ha cambiado su actitud. Lo intenta, se deja el alma, y con el Real Madrid no iba a ser menos. Sudó mucho, pero para nada, y los dos primeros errores no le echaron atrás. Siguió buscando a Sergio Ramos y logró dejarlo atrás en alguna ocasión. Pocas. En el combate a los puntos venció el defensa español.

Ronaldinho buscó el gol de forma legal e ilegal. La ocasión más clara del Barcelona la tuvo él, casi la única, en un remate franco que paró Casillas. Poco después, «Dinho» se dejó caer en el área, valía todo, pero Mejuto no picó y lo único que encontró fue la recriminación de Cannavaro. Se encararon, pero no hubo nada más. La tendencia de «Ronnie» a dejarse caer le supuso que cuando le hicieron falta de verdad el árbitro dejó seguir.

El brasileño fue de más a menos. Se apagó en la segunda parte junto con todo el equipo mientras la figura de Sergio Ramos se hacía cada vez más grande. El «4» del Madrid se resarció del enfrentamiento que tuvieron en el Bernabéu hace dos temporadas. En aquella ocasión, «Dinho» se le marchó en una arrancada desde el centro del campo y el Bernabéu acabó aplaudiéndole. Ayer, el brasileño tuvo que correr hacia atrás en los últimos minutos para defender un par de jugadas. Sergio Ramos se fue del campo como un héroe, con heridas, cojeando, aunque no se llevó el aplauso del Camp Nou. Vivió una segunda mitad cómoda. «Ronnie» no le daba miedo, sabía cómo pararlo: le esperaba, y el barcelonista acababa estrellándose contra él. En este periodo fue más peligroso para el Barça Sergio Ramos que Ronaldinho para el Real Madrid. El sevillano obligó a Valdés a hacer una parada. El brasileño, ni eso. Era el partido en el que se le esperaba, pero su actitud no fue suficiente. La calidad no se pierde, pero la velocidad sí.