Literatura

Nueva York

Las cuatro tumbas de García Lorca

Hallar el cuerpo de Lorca no será fácil. Sin testigos vivos ni pruebas, Garzón deberá fiarse de rumores extendidos durante años

La Razón
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No hay pruebas de nada. En todo caso hay que limitarse a la tradición oral porque no ha quedado ningún documento ni testimonio de testigo directo de los hechos. Lo único que hoy es seguro es que en algún lugar entre las poblaciones granadinas de Víznar y Alfacar fue asesinado salvajemente Federico García Lorca junto a otras tres personas la madrugada del 17 al 18 de agosto de 1936. LA RAZÓN ha visitado los posibles lugares del crimen y ha consultado a las distintas fuentes que intentan justificar la exhumación del poeta, ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Todo esto ocurre el pasado miércoles, cuando las lluvias hacen imposible que los georradares comiencen a detectar si han existido movimientos de tierra en la zona. La exhumación del cuerpo forma parte de una operación que costará unos 30.000 euros, cifra a la que hay que sumar los gastos de seguridad privada con la que se quiere proteger la zona o la difusión de material gráfico para los medios de comunicación. Una operación que sigue siendo mirada con recelo por muchos granadinos, pero que parece no tener freno pese a que son numerosas las teorías sobre la localización de los cuerpos de Federico García Lorca, los toreros Juan Arcollas Cabeza y Francisco Galadí Melgar y el maestro de escuela Dióscoro Galindo González. Un cuerpo que nadie reclama Los herederos de estos dos últimos son quienes han pedido a la Audiencia Nacional la localización de los restos de sus familiares, pese a que la actuación del juez Garzón no tiene el apoyo de los herederos del poeta. ¿Y quién reclama a Arcollas? Nadie, por no tener descendencia conocida, aunque la Asociación para la Memoria Histórica ha decidido, en caso de encontrarlo, enterrarlo en el cementerio de Víznar. Es en esta población donde siguen pesando como una losa los hechos acaecidos entre 1936 y 1939. En la plaza principal del pueblo, en el llamado Palacio de Moscoso y Peralta, una construcción del siglo XVIII, todavía puede leerse la pintada «Viva Gil Robles». Fue en este lugar, cuartel general del coronel José Nestares, donde Lorca fue identificado antes de llevarlo a La Colonia, un antiguo molino, en el que pasó sus últimos minutos de vida. La Colonia, que en realidad se llamaba Villa Concha, hoy está derruida, aunque el Ayuntamiento de Víznar se ha preocupado de dignificar el solar, así como el cercano barranco. Fue aquí donde se llevó a cabo una de las represiones más salvajes de la Guerra Civil. En cualquier caso, el lugar exacto donde se encuentran el cuerpo del poeta sigue siendo un misterio. Este periódico ha localizado hasta cuatro posibles emplazamientos, que pueden complicar aún más el empeño de Baltasar Garzón por remover los restos de García Lorca. ¿Dónde descansa, realmente, el autor de «Poeta en Nueva York»? 1. El Caracolar. Según la Asociación de la Memoria Histórica de Granada, es en este paraje de olivos donde se encuentra Lorca y es el primer sitio en el que quiere comenzar la exhumación. Pero las fuentes que señalan este emplazamiento son ancianos habitantes de Víznar, ninguno testigo presencial de los hechos. Habría sido un rumor extendido con el paso de las décadas, pero no basado en pruebas de peso. Lo único probable es que en este lugar, antes de Lorca, ya habían sido asesinadas varias personas desde julio de 1936, en algunos casos sin el consentimiento de las autoridades sublevadas. El coronel José Nestares, responsable de la bandera de Víznar, empezó a poner orden a todo esto, aunque acabaría aceptando que esta población fuera el destino final de numerosos detenidos. 2. Fuente Grande. En el Parque Federico García Lorca, en Alfacar, a pocos metros de la construcción musulmana llamada Fuente Grande, se localiza la tumba «oficial» del poeta. El testimonio de uno de los enterradores de Lorca, Manuel Castilla Blanco, sirvió para apuntar este lugar, como recogieron varios investigadores con los años (Agustín Penón, Ian Gibson o Eduardo Molina Fajardo) y la Diputación de Granada, responsable del parque. Según el alcalde de Víznar, Luis Antonio Pérez Sánchez, la presión de un concejal de Alfacar -en aquel momento diputado provincial-también animaría a la Diputación a señalizar el parque en este paraje. La Asociación de la Memoria Histórica piensa también remover la tierra aquí si no encuentran nada en El Caracolar. 3. «Los chalets». Un militar granadino jubilado, que desea permanecer en el anonimato, habló con LA RAZÓN sobre un espacio situado cerca de Fuente Grande, casi rozando el parque, como última morada de Lorca. La teoría parece probable porque en agosto de 1936 este lugar estaba lleno de pozos, lo que facilitaría no tener que cavar hoyo alguno para las víctimas, que serían rematadas aquí a sangre fría. Este informante puntualiza que un camión con tropas militares dispuestas a responder el ataque republicano en Cogollos vio los cuerpos de Lorca y sus compañeros aquí, tirados, pocas horas después del crimen. En la actualidad, sobre esta tumba -donde es seguro que sí hay varias decenas de granadinos asesinados- se han construido numerosas viviendas. 4. El barranco de Víznar. El padre del catedrático de la Universidad de Granada Juan Antonio Rivas llegó a Víznar muy poco después de la muerte de Lorca. Salvando la vida de milagro, Rivas, que pertenecía a la masonería granadina, pudo conocer de primera mano que Federico García Lorca había sido asesinado no muy lejos de donde estaba. También supo que, probablemente, dos días después del crimen se desenterró a Lorca y fue llevado al barranco de Víznar. Este lugar hoy es un símbolo del holocausto que se sufrió aquí, una brutal represión que costaría la vida a, como mínimo, dos mil personas. Si Lorca está aquí es imposible hoy localizarlo con certeza al estar su cuerpo mezclado con centenares de víctimas, como el entonces rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila, o los trabajadores de la fábrica de El Fargue.