Los euroescépticos ganan peso

La categoría de «otros», el trastero donde se aparcan todos los partidos marginados de las grandes familias políticas del Parlamento Europeo, ganó tallas el domingo hasta casi doblar los escaños que tenía y conseguir 91 diputados. Y si los grandes grupos son también los principales defensores de la construcción europea, las plazas de estos independientes suelen estar ocupadas por voceros que aprovechan cada voto y cada intervención para agujerear los cimientos de la UE.

El Partido Popular Europeo (PPE) venció claramente en las elecciones europeas, sin embargo, sus filas, así como las de los socialistas y los liberales, perdieron escaños, mientras que otros discursos antieuropeos levantaron importantes apoyos en países como Hungría, Bulgaria, Austria y Holanda. Pese a ello, el portavoz de la Comisión Europea, Johannes Laitenberger, indicó ayer que la representación que estas fuerzas euroescépticas han conseguido «no se puede extrapolar» al conjunto de la UE para intentar dibujar un descontento popular ante el proyecto comunitario, y recordó que las fuerzas proeuropeas consiguieron una «aplastante mayoría».

Gran parte de los escaños no inscritos quedan al margen del discurso radical, como los conservadores británicos y checos que tienen que formar nuevo grupo o el diputado de UPyD. Sin embargo, el impulso euroescéptico ha ganado vigor hasta tal punto que podría llegar a formar grupo propio. Superaría por poco los 25 eurodiputados de siete países que necesita. Su creación coincidiría con el nuevo mínimo histórico de participación registrado en las elecciones, que bajó hasta un 42,94%. Esta posibilidad tiene que superar importantes escollos, ya que en gran parte de los casos el único punto de contacto entre sus líderes sólo es el nacionalismo, y algunos como el PVV holandés ya ha indicado que quiere permanecer no inscrito. La buena noticia para los burócratas llegó con el fracaso del multimillonario irlandés Declan Ganley, que no consiguió su escaño en Irlanda con su partido Libertas.

Si ésta fue la foto de ayer en la cola del pelotón, en la cabeza el PPE empezó a preparar el camino para la reelección de José Manuel Durao Barroso al frente de la Comisión, que quiere que llegue en la cumbre de la próxima semana. «Necesitamos un presidente de la Comisión, un presidente para los próximos cinco años. No podemos dejar este puesto vacante hasta finales de año, sería como no tener a nadie en el Gobierno», defendió Joseph Daul. A pesar de que hay acuerdo político, Francia se opone a poner el sello final, según dicen fuentes del Ejecutivo galo, para tener más poder para negociar la cartera que se quede su comisario.

Los Verdes buscan aliados para impedir la reelección de Barroso

Los Verdes pidieron ayer la creación de una plataforma en el seno del Parlamento Europeo para evitar la reelección del portugués José Manuel Durao Barroso como presidente de la Comisión Europea para un nuevo mandato de cinco años. Los dos líderes del grupo Los Verdes/Alianza Libre Europea (ALE), Daniel Cohn-Bendit y Mónica Frassoni, subrayaron en un comunicado su objetivo de negociar con los socialistas para crear un bloque que se oponga a que Barroso repita mandato. Asimismo, señalaron que entablarán conversaciones con los liberales y la derecha. Pese a que son los gobernantes comunitarios quienes designan, por unanimidad, al candidato, éste ha de ser confirmado después por el Europarlamento, que aprueba o rechaza la candidatura «por mayoría de los votos emitidos» en «votación secreta». Además, según el Tratado de Niza, los gobernantes «tendrán en cuenta» los resultados de las elecciones europeas a la hora de designar al candidato. Tras los comicios europeos de ayer, Los Verdes se han situado como cuarta fuerza en la Cámara, con 51 escaños. Cohn-Bendit defendió que el apoyo que han obtenido en las elecciones muestra que «los europeos han aceptado la visión propuesta por los ecologistas para la Europa del futuro».