Cataluña
MAS I PUJOL
CiU calculó mal. Pensaban que ERC no aceptaría un modelo de financiación que no aprobaran ellos, como apuntó ya hace tiempo Joan Puigcercós. Pero no ha sido así. El tiro le ha salido por la culata a Oriol Pujol, axiomático motor de la radicalización nacionalista. Parece que Artur Mas empieza a tener conciencia de que hay quién puede llevarlo a la ruina. Por ello es comprensible su cambio de tono en el debate parlamentario del viernes. Más del 50 por ciento del electorado de CiU está de acuerdo con el sistema de financiación convenido entre Montilla y Zapatero. La intempestiva oposición inicial convergente hizo que se quedara sola, ni La Vanguardia se ha opuesto al acuerdo, aún cuando tampoco lo ha defendido. Sorprende que una persona como Mas, aplicada y reflexiva, siempre hierre en los momentos decisivos. Por su parte, Oriol Pujol debe saber que unas veces se gana y otras se pierde, aunque debería tener más claro, todavía, que la política catalana no es una partida de póquer entre tahúres. Con el acuerdo también se ha evidenciado que los líderes de CiU fueron malos gestores de nuestros intereses. Es sabido que Arzallus consiguió de Aznar en el 96 (entonces, ya no valía la excusa de ETA) muchísimo más que CiU en el Majestic. Los excelentes resultados que nos ofrece ahora el presidente Montilla acrecientan, más todavía, la hipótesis sobre la poca capacidad negociadora de los gobiernos nacionalistas, que han precedido al suyo
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