Barcelona
Menospreciar lo conseguido
Falta poco. Está en pruebas, pero dentro de unos días funcionara. Finalmente de la nueva planta de desalinización del Prat de Llobregat saldrá agua apta para el consumo humano, cubriendo una parte importante de las necesidades del Área Metropolitana de Barcelona.
Con ella, se habrá dado un nuevo paso más hacia uno de los objetivos que la humanidad persigue desde sus primeros albores, la independencia; la independencia sobre las limitaciones que nos imponen los elementos físicos. Una independencia que no los menosprecia, que les reconoce su potencia y molestias, que sabe aprovechar lo que tienen de positivo y reduce lo negativo.
Aun así la mayoría de la ciudadanía cuando abra el grifo lo hará con la cotidianidad de quien está realizando algo normal, no será un gesto o una gesta histórica o épica, pues en esta parte del mundo consideramos normal que al abrir el grifo salga agua.
Tranquilos como estamos porque los pantanos están llenos, y ya tenemos la solución, sería conveniente recordar lo que discutíamos y cómo lo discutíamos, hace sólo un año. Deberíamos reconocer lo hecho y conseguido, pero como casi siempre no lo haremos. Reconocer lo logrado no reduce los problemas actuales, ni los que vendrán, pero menospreciar lo conseguido nos lleva al fracaso futuro.
Si las soluciones se descuentan rápidamente y los problemas se magnifican, nos instalaremos en la insatisfacción permanente y perderemos las oportunidades del futuro que se cimenten en el aprendizaje y el esfuerzo de la superación de los problemas del pasado.
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