Partido Demócrata

«Mundus novus»

La Razón
La RazónLa Razón

Es difícil ser distinto... Y eso debió ocurrirle a Obama, siendo muy negro en un país de blancos y demasiado blanco en un barrio de negros. Menos mal que halló a Michelle, que le ayudó a encontrar su lugar en el mundo de los afroamericanos e impedir que siguiera oscilando como un tentetieso. La militancia racial de «La roca» no sólo es intelectual, sino visceral. Todo en ella, incluso su imagen externa, habla de su férrea postura étnica, permitiéndose impensables fantasías cromáticas y ostentosos bling-blines de mercadillo: pendientones, perlas, joyazas... Michelle no es tibia ni plástica ,como nos tenían acostumbradas algunas de sus memorables antecesoras. Es una mujer de carne y hueso. Tras la era Laura Bush, ese blanco fácil para la postmodernidad, a medio camino entre la asistente de luxe y la geisha a tiempo completo, Michelle O se nos antoja un mascarón de proa hidráulico, un icono del riego vestimentario, un dardo de ferocidad en este «¿mundus novus?». Mientras la primera se retira a sus cuarteles de invierno texanos, la nueva inquilina de la Casa Blanca, con su sangre caliente y su alta cualificación, parece empeñada en tocar tambores de guerra y dar mucho que hablar. Aunque, hasta que pasen cien días, todo lo que digamos de Michelle no dice mucho de ella... sino muy poco de su predecesora.