Joaquín Almunia

No parece sensato cerrar Garoña en este momento por José Antonio Vera

No parece sensato cerrar Garoña en este momento, por José Antonio Vera
No parece sensato cerrar Garoña en este momento, por José Antonio Veralarazon

Hacer demagogia o política fácil cuando se está en la oposición no es ciertamente lo mejor, sobre todo porque algún día le toca a uno gobernar y entonces te tienes que enfrentar a decisiones incómodas. Al PSOE de Zapatero le ha pasado esto con algunos temas, entre ellos la política de trasvases, que antes eran todos malos y ahora empiezan a tener ciertas virtudes. Con la energía nuclear puede suceder algo parecido, salvo que el Gobierno esté dispuesto a encarecer ostensiblemente el coste del recibo de la luz a los ciudadanos, y a crear un auténtico problema de dependencia energética del exterior. España es ya hoy un país en exceso dependiente en lo que al abastecimiento de energía se refiere (nada menos que un 85 por ciento). Es verdad que somos una potencia mundial en renovables, y que lideramos el sector con gran ventaja sobre los demás. Pero eso no nos puede llevar a tomar decisiones precipitadas, que podrían ser muy gravosas para el país en general.Desde estas mismas páginas hemos defendido siempre la conveniencia de seguir avanzando en materia de renovables, y en no perder esa posición de privilegio que hoy tenemos a nivel mundial. Pero eso no puede implicar que, de la noche a la mañana, renunciemos a las restantes fuentes de energía, entre otras cosas porque la producción que supone la generación derivada del sol y el viento sigue siendo hoy por hoy insignificante comparado con los derivados del petróleo, el gas natural y la energía nuclear.Ya sabemos que las complicaciones de la energía nuclear están fundamentalmente en el ámbito de la seguridad y en el de los residuos. Pero también sabemos que las centrales bien gestionadas, conservadas y controladas son muy seguras y minimizan la producción de residuos, que ahora empiezan a ser reciclables. Pero es que, además, desde el punto de vista práctico, suprimir todas las centrales nucleares que tiene hoy España, como propone la Fundación socialista Ideas, de Jesús Caldera, y respalda el presidente Rodríguez Zapatero, puede ser una decisión grave que implique, de entrada, una inversión alternativa de 200.000 millones de euros en nuevas instalaciones, amén de que el precio de la luz se dispararía sin remedio. Si, aparte de la nuclear, se decidiera prescindir también de las centrales térmicas, como propone la Fundación de Caldera, dicha inversión podría elevarse hasta el billón de euros y el precio de la factura de la luz se multiplicaría considerablemente.La primera decisión a la que se tiene que enfrentar el Gobierno hay que tomarla ya. Antes del 5 de julio se debe decidir si se cierra la central nuclear de Garoña, o si se prorroga su vida otros diez años. Caldera, su fundación y otros dirigentes del aparato del partido, son partidarios del cierre. Parece que Zapatero también. No opina lo mismo Felipe González, ni Joaquín Almunia, ni otros dirigentes históricos del socialismo, entre ellos Solchaga, Luis Atienza o Gómez Navarro, e incluso Miguel Sebastián y Pedro Solbes, más partidarios de mantener el actual estatus, de manera que no prescindamos de inmediato de una energía que, hoy por hoy, no nos pueden dar las renovables, y tendríamos necesariamente que pasar a comprarla en el mercado exterior, muy probablemente a Francia.Garoña es ciertamente una central con muchos años, de primera generación aunque muy cuidada y modernizada. El CSN la sometió en 2008 a 14 inspecciones. Ha superado todas las revisiones internacionales con un elevado grado de eficiencia y ha realizado grandes inversiones en mantenimiento. Ha sido reconocida por el Nucleonics Week como una de las mejores centrales del mundo y en el listado global de las más valoradas quedó como la segunda mejor planta europea. Da empleo directo a indirecto a un millar de personas y su producción anual equivale a las necesidades eléctricas de 250.000 familias, el 28 por ciento del consumo de Castilla y León. Además, el pasado año evitó la emisión de 2,5 millones de CO2 y la importación de un millón de toneladas equivalentes de petróleo.Con todos estos datos sobre la mesa no parece muy sensato el cierre de esta central. Pero seguro que la decisión que se toma va en sentido contrario.

jvera@larazon.es