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«Nuestra fuente de inspiración es la mujer»

La Razón
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Después de tan sólo año y medio, Diego Rodríguez y Carlos Ávila son dos diseñadores que quieren hacer renacer la moda de las presentaciones en sociedad y de las mujeres más sofisticadas de los años 50. Trabajan de forma distinta a como lo hacen habitualmente los modistos. -¿Cómo optan por montar una empresa en un mercado tan complicado? -Diego tenía un montón de diseños, bocetos y colecciones propias. Cuando nos conocimos, me los enseñó y vi que había mucho material. Siempre quiso llegar a verlo de forma física, aunque no había tenido quien le dijese: «esto se puede hacer». Así es que comenzamos comprando tejidos y plasmando los diseños en las modelos. Empezamos en plan aficionado, aunque como comprobamos que gustaban y tenían salida, decidimos seguir adelante. Luego, nos dijeron que teníamos que llamarnos de alguna manera y, en la primera sesión de fotos, se nos ocurrió «The Name». No queríamos algo tipo «Carlos y Diego», sino algo más global, ya que desarrollamos un trabajo estético integral, pues también asesoramos en maquillaje o peluquería... -¿El peinado, el maquillaje o los complementos están plasmados también en el boceto inicial? -Depende de la persona. Nosotros podemos tener un diseño, pero lo adaptamos a la clienta. No ofrecemos sólo un vestido, sino que queremos que la mujer, desde que se perfila en un papel hasta que se lo lleva en su funda personalizada, se sienta partícipe del diseño. -¿Cómo se han hecho un hueco entre diseñadores de renombre? -Nos dimos cuenta de que en el segmento de fiesta y novias había mucho vacío. Nos lo contaban las clientas. Los diseñadores te dan una solución y punto. Detectamos falta de implicación de la mujer tanto en la concepción como en la confección del traje. La fiesta se ha dejado de lado. Queremos volver a ese diseño de la fémina sofisticada, de esa época en la que se vestían para cualquier acto social con el fin de destacar su feminidad y sentirse importante. Una época que tenemos como inspiración es la de los años 50. -¿Cuál es su público objetivo? -Creemos tanto en la chica joven que tiene que hacer su presentación en sociedad como en la madre que ahorra para la boda de su hija. El diseño es único y personal; no repetimos. -¿Qué hacen para que no se les agoten las ideas? -El duende de la inspiración parece, al menos de momento, inagotable. Ves un reportaje de un país en concreto y te fijas en su folclore, sus paisajes, sus colores.... Te puedes inspirar en una película, en una persona, en una época... Lo cierto es que las fuentes de inspiración son infinitas, aunque la principal es la clienta, que queremos que se sienta como una musa. -¿Qué exigen las clientas? -Fundamentalmente exclusividad. También que el vestido sea cómodo y funcional, al tiempo que se sientan favorecidas, pero no disfrazadas. Creemos en la mujer «hiperfemenina» que busca prendas atemporales que se pueda poner en cualquier momento. -¿Cómo empezaron a trabajar para Miss España? -Fue una casualidad. Estábamos con una clienta y tuvimos la suerte de coincidir con la Miss España y con la firma que lleva su imagen. El año pasado tuvimos una primera toma de contacto. La delegación quedó encantada y nosotros estamos ilusionados. Trabajamos para Patricia Rodríguez, una mujer encantadora y con una planta estupenda.