Afganistán

Obama quiere que vuelva Bush

La Razón
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En una conversación con un funcionario, escuché algo que no creí oír nunca a un empleado de la Casa Blanca de Barack Obama. «Me gustaría», decía, «que George Bush saliera a la luz un poco más». En los cinco meses transcurridos desde que abandonara la presidencia, Bush se ha enfrascado en sus memorias. Ha permanecido en su casa de Texas y muy pocas veces ha participado en actos públicos. Ha desaparecido por completo de los informativos y –la idea que el ayudante de Obama estaba expresando– ha sido olvidado casi por completo.Ese silencio ha dificultado que Obama mantenga la atención de la opinión pública en Bush como responsable de nuestras actuales dificultades: economía débil, guerras sin resolver o escándalos de Guantánamo. No es porque no lo intente. Obama recuerda al público con regularidad en sus propios discursos y ruedas de prensa todos los problemas que heredó de su predecesor. Pero para los periodistas acreditados por la Casa Blanca, esos recordatorios se han convertido en el estereotipo familiar. Y puesto que Bush no va a replicar, pocas veces son objeto de atención.Transcurridos cinco meses de mandato, Obama se ha convertido en el único presidente en el que piensa el pueblo estadounidense. Y una serie de encuestas difundidas la semana pasada demuestran que los estadounidenses son cada vez más críticos cuando piensan en Obama. La sanidad, la lucha más reciente y más importante de Obama, supondrá otra prueba de fuego de su liderazgo.Hasta que Irán estalló en protestas populares contra lo que parecen haber sido unas elecciones presidenciales amañadas, había un margen de aprobación amplio en el país de la gestión de la política exterior hecha por Obama. Pero la Casa Blanca espera más críticas al despliegue de efectivos en Afganistán, a la espera de que probablemente el verano dé lugar a más enfrentamientos y un mayor número de bajas.En suma, Obama ha sacado probablemente la mayor parte de las rentas políticas fruto del elevado ritmo de actividad en el país y en el extranjero que ha marcado los primeros meses de su presidencia. Ahora la gente está empezando a adoptar una opinión más crítica de las decisiones que ha tomado. Y espera, con diversos grados de paciencia, ver cómo se desarrollan las grandes apuestas políticas de los primeros días.Obama tiene suerte de que la opinión pública no perciba una alternativa clara procedente de los Republicanos del Congreso. Pero echa de menos ser comparado a diario con su predecesor. De ahí la ironía de que los miembros del gabinete de Obama digan «que vuelva Bush».