Historia
Recordemos a Sabino Arana
Hace apenas unos días que el PNV se percató de que puede no gobernar en esta Legislatura y sus dirigentes están que echan las muelas. El lehendakari Ibarreche, ejemplo palmario del desprecio peneuvista hacia la legalidad, se ha permitido incluso afirmar que el PNV gobernará «este país¿ sea como sea». Para algunos, se trata simplemente de la rabieta de aquellos que pueden haber perdido el poder. En realidad, en ese comportamiento se agazapa mucho más. Simplemente, el PNV muestra su verdadero espíritu, el que le insufló su fundador Sabino Arana. Fue precisamente él quien escribió aquello de que «El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad. Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos?...». Estaba muy preocupado Arana por preservar lo que denominó la «pureza de la raza vasca» y no ocultó que su victoria racial y nacionalista, nacionalista y racial sólo podría producirse con el aniquilamiento de España. Al respecto, escribiría «Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera¿ Etnográficamente hay diferencia sustancial entre ser español y ser euskeriano, porque la raza euskeriana es sustancialmente distinta de la raza española... Tanto nosotros podemos esperar más de cerca nuestro triunfo, cuanto España se encuentre postrada y arruinada...». No hablaba por hablar. Como se apresuró a consignar por escrito, hasta el declive moral de los vascos se debía, supuestamente, a la presencia de los españoles. Así señaló: «Si es cierto que las costumbres de nuestro Pueblo han degenerado notablemente en esta época, débese sin duda alguna a la espantosa invasión de los maketos, que traen consigo la blasfemia y la inmoralidad... Es preciso apartarse de los maketos en todos los órdenes de la vida... ». Cuando uno tiene presente el pensamiento - por llamarlo de alguna manera- de Sabino Arana y cómo sus descendientes peneuvistas lo siguen honrando se comprende todo. Se comprende la manera en que el PNV traicionó al Frente Popular hasta el punto de entregar al ejército de Franco los planos de las ofensivas republicanas o cómo abandonó a las fuerzas del Ejército popular tras pactar con los fascistas italianos en Santoña. Se comprende por qué, como ha demostrado Mikel Buesa, ha estado financiando durante años a sus camaradas raciales de ETA. Se comprende por qué concluyó con la banda terrorista el pacto de Estella para expulsar de la política al PP y al PSOE. Se comprende por qué nunca ha lamentado que durante su gobierno se haya exiliado el diez por ciento de los vascos. Se comprende, por supuesto, por qué Ibarreche y Urkullu y tantos otros no logran encajar la derrota. Creen, siguiendo a Arana, que forman parte de una raza superior que se contamina con el simple roce con los maketos. Por eso, son los únicos legitimados para gobernar. Al recordar a Arana y sus escritos, se comprende. Todo.
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