Reig Plà nuevo obispo de Alcalá de Henares

MADRID- Los diocesanos de Alcalá de Henares ya estaban acostumbrados al estilo mediterráneo y al fuerte acento valenciano del obispo Jesús Catalá, así que encajarán con familiaridad a su sucesor Juan Antonio Reig Plà, alicantino de Cocentaina y hasta ahora obispo de Cartagena-Murcia. Su nombramiento fue anunciado ayer por la Nunciatura Apostólica. Juan Antonio Reig Plà, nacido en 1947, llega a Alcalá con fama de haber sido un buen administrador de su diócesis, como lo fue de su anterior destino, Castellón, pero envuelto en un enfrentamiento en los últimos meses con el rector de la Universidad Católica de Murcia, José Luis Mendoza, acerca de la titularidad de la Universidad. Algunos analistas hablan de que el obispo Reig ha sido «desterrado» a Alcalá (una diócesis pequeña y joven, «a la sombra de Madrid»), hay otra forma de verlo. Reig Plà es un experto en temas de familia y vida, en aborto y bioética, y tiene una reconocida capacidad de organización y de movilización. Preside, desde 1999, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida y es el vicepresidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar. Además, es miembro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Tiene, por lo tanto, mucho trabajo en la Conferencia Episcopal y conviene que esté cerca de Madrid, en una diócesis viva, joven, dinámica y nada problemática como es Alcalá. Más aún, con las Jornadas Mundiales de la Juventud a la vista, un obispo movilizador es lo que se necesita para traer a Madrid a miles de jóvenes de las ciudades del Henares. Fuentes de entornos pro-vida aseguran, además, que «Reig, desde Defensa de la Vida, está realizando muchas tareas que debería ejecutar Pastoral de la Salud y que lamentablemente Salud no hace», sobre todo respecto a temas de aborto, eutanasia y ética médica. Con vistas a la nueva ley socialista del aborto, un «luchador» como Reig parece adecuado cerca de Madrid. Su antecesor, Jesús Catalá, fue nombrado obispo de Málaga el pasado 10 de octubre y tomó posesión de su sede el 13 de diciembre. Durante el «interregno», Alcalá ha sido administrada por el vicario episcopal, el sacerdote Florentino Rueda Recuero.