París

Sarkozy y Obama siguen separados por Turquía

El presidente francés rechaza que los turcos ingresen a la UE y espera que sólo sean la pasarela entre Oriente y Occidente.

Los Sarkozy y los Obama, ayer, en la puerta de la Prefectura de Caen
Los Sarkozy y los Obama, ayer, en la puerta de la Prefectura de Caenlarazon

PARÍS-Una luna de miel, es lo que, a primera vista, estarían viviendo las relaciones diplomáticas franco-americanas. Su proximidad es tal y su entendimiento tan inquebrantable que «quizá nunca en la historia de los dos países nuestras posiciones hayan estado tan cerca», se congratuló ayer el presidente francés.
Desde Afganistán al proceso de paz en Oriente Medio, las pretensiones atómicas de Irán, las relaciones con Rusia o las provocaciones nucleares de Corea del Norte. Lo que quizá no esperaba Nicolas Sarkozy es que alguien sacara a colación el espinoso «dossier» turco. A este país, a horcajadas entre dos visiones muy distintas del mundo y que fue uno de los primeros en visitar oficialmente recién investido el presidente Obama, reserva grandes designios. Hacer de Turquía un «aliado estratégico». Un objetivo que Sarkozy aseguró comparte con Barack Obama aunque difieran en las modalidades. El líder galo coincide en que Turquía «pueda desempeñar su papel de pasarela entre Oriente y Occidente» pero rechaza las pretensiones norteamericanas de que este país se integre a la UE.
Por lo que Francia aboga es por un espacio «económico y de seguridad» común entre la UE, Rusia y Turquía. La posición de Obama al respecto no varía de la de George W. Bush y Bill Clinton. Y si ayer el dirigente francés despachó la cuestión en tono de humor, el pasado mes de abril, no tuvo reparos en objetarle al ocupante de la Casa Blanca que quienes deciden son los socios de la Unión.
Pero salvando este desencuentro, Sarkozy dio su apoyo a las iniciativas de su invitado, que exhortó ayer a la apertura de negociaciones «serias y constructivas» antes de finales de año que hagan avanzar el proceso de paz en Oriente Medio. Obama que pide la creación de dos Estados, Israel y Palestina, reclamó una mayor implicación de los países árabes.
La misma sintonía se tuvo con las ambiciones nucleares de Irán, al que EE UU ha tendido la mano para abrir conversaciones. Una mano que Sarkozy recomendó al ministro de Exteriores iraní de visita en París, que tomara sin condiciones.
«Si Irán quiere desarrollar un programa nuclear para uso civil, lo tendrá, pero no para fines militares» afirmó taxativamente el líder galo que censuró una vez más las «agresivas e insensatas» declaraciones del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad.