Barcelona
Gambia: selvas y largas playas vírgenes
Se trata de uno de los países más pequeños de África. Es curiosa la forma que toma, enclavado, prácticamnete, en las entrañas de Senegal, rodeado por esta nación por todos los costados, menos por una pequeña franja al oeste, donde el río que le da nombre, el Gambia, lo cruza de oriente a occidente y se vierte sobre el Atlántico. En esta desembocadura se encuentra la ciudad de Banjul, capital de la República. Desde que existen vuelos directos desde Barcelona, Madrid y Canarias, a tan sólo una hora de avión, Banjul ha dejado de ser un destino tan lejano y desconocido. Su exuberante vegetación, sus larguísimas playas idílicas, de fina arena blanca, sus palmerales y el color azul suave de su mar son algunos de los reclamos de esta pequeña localidad de unos 35.000 habitantes en la zona metropolitana, y casi diez veces más en aérea urbana. Nada más llegar, sorprende la moderna arquitectura de su aeropuerto internacional. Merece la pena visitar las catedrales de Nuestra Señora de la Asunción y de St Marys, la mezquita Jammah y el Albert Market, donde respira el verdadero corazón de la ciudad, se puede disfrutar de sus costumbres, sus artesanías y su gastronomía autóctona. Pero quizá, lo más destacado de Banjul sea algo que ni se compra ni se vende, su clima; una temperatura constante, todo el año, de entre 30 y 32 grados de máxima. Cerca de la desembocadura se encuentra la isla de St. James, nombrada Patrimonio de la Humanidad en 2003. Una de las grandes atracciones del país es navegar el Gambia en pequeñas embarcaciones. Río arriba se encuentra una enorme reserva natural de 585 hectáreas, en donde podemos apreciar hipopótamos, chimpancés y especies en vías de extincíon rodeadas por una vegetación selvática sublime.
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