BARCELONA- Considerado como uno de los grandes guionistas actuales, como lo demuestra su colaboración con Luis Buñuel, Jean-Claude Carrière acaba de publicar «El segundo círculo de los mentirosos» (Lumen). El volumen es una nueva entrega de su recopilación de cuentos filosóficos del mundo entero.
-¿Se puede encontrar una historia para esta antología en cualquier sitio?
-Mire, cuando vi por televisión el incidente en Bagdad con Bush, me pregunté si aquel periodista tendría otros zapatos para volver a casa, si se iban a confiscar. Imaginé que se podría escribir una historia titulada «Los zapatos de Bagdad» con un sinfín de posibilidades, como el trayecto del periodista huyendo en taxi por no tener su calzado.
-¿Dónde encuentra estos relatos?
-Es un trabajo enorme. Tengo 77 años y no me queda mucho tiempo para coleccionar, porque es un trabajo de envergadura. Cada vez que voy a un país pido a los hombres y las mujeres que me cuenten las tres mejores historias que conozcan. De todo esto, lo más misterioso es saber cómo sobreviven estos relatos 2.000 años más tarde. Seguro que muchos se han perdido, pero ¿son los mejores los que han quedado? A veces me digo que, como guionista, soy un contador de historias igual que otros lo son con la cámara.
-¿Qué debe tener una buena historia para formar parte de la serie «El círculo de los mentirosos»?
-Primero, ser universal, pese a tener sus raíces. Es decir, que conserve su propia identidad. Por otra parte es importante que sean anónimas, lo que permite que yo pueda después escribirlas a mi manera, pero respetando el estilo original del país en la que nació. También es interesante que sean relatos orales, porque es el triunfo del humo sobre el mármol.
- ¿Internet ayuda o perjudica a la hora de conservar este legado?
-Me parece que se pueden perder con las nuevas tecnologías. Piense que éste es un libro muy personal, en el que he escogido un tipo de historias que me dicen algo. No son fábulas, ni son cuentos de vampiros. Yo me he mantenido fiel a una norma: no colocar a cualquiera en esta selección de relatos.
-Todo en su libro son pequeñas historias. Me hace pensar en una de las películas que escribió con Buñuel, «El fantasma de la libertad».
-Sí, eran pequeñas historias sin un punto final. Todo lo que sucede en «El fantasma de la libertad» ha sido vivido, un ensayo único para salir de las reglas dramaturgias. Se trata de jugar con nuestras normas del juego. Hoy sería imposible filmar una película como aquélla, porque solamente Buñuel tenía ese genio para no aburrir al público.
-¿Buñuel era un buen contador de historias?
-Un ejemplo lo tiene al comienzo de «Simón del desierto», donde incluye una genial sobre la pérdida de la inocencia.

Cine y vacas
A Jean-Claude Carrière no le cuesta nada hablar sobre Luis Buñuel. Con el gran aragonés estuvo en algunas de sus mejores películas, desde «Diario de una camarera» hasta la última, «Ese oscuro objeto del deseo». Por eso recuerda que eso le ha hecho no olvidar el humor a la hora de recopilar las historias de «El segundo círculo de los mentirosos». «A Buñuel le gustaban muchos las bromas y algunas están recogidas en el libro», asegura Carrière. Pero otras no son del autor de «Él», sino de otros cineastas, como Fernando Trueba y Jesús Franco. Este último, dice, «me explicó una relacionada con dos vacas, con un estilo particular, porque hay que contarla lentamente. En ella se habla de la preferencia secreta que todos tenemos y que nunca decimos. Es un cuento sobre secretos».