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«Sweet Sixteen»
El desarrollo psicoemocional está dividido en etapas: en la preescolar (hasta los seis años) se prioriza el desarrollo psicomotor; en la etapa escolar (de los seis a los 12 ), destaca el desarrollo cognitivo y social, y en la adolescencia (de los 13 a la edad adulta), se termina de formar la personalidad del sujeto. Reflexionar sobre la adolescencia y su situación actual es un asunto muy importante, ellos serán los adultos del mañana. En un informe del Observatorio Europeo sobre la Televisión se comunicó que los menores de 10 años en España ven unos 2.000 actos violentos al año.
Parece interesante modificar la regulación sobre las edades recomendadas para ver determinados contenidos, pero quizá más allá de hilar fino y dividir la adolescencia en dos tramos donde las variables individuales de madurez juegan un papel importante, ya que a los 16 años hay adolescentes hipermaduros y otros anclados en el proceso aún inconcluso de la infancia, debamos insistir en que el defecto actual no está en definir este gap entre los 16 años y los 18, sino, y sobre todo, en lo que ocurre antes de esas edades. La Convención sobre los Derechos del Niño en 1990 insta a los Estados a «promover las directrices apropiadas para proteger al niño contra toda la información y material perjudicial para su bienestar». Esto es mucho más importante que disquisiciones espurias sobre limites siempre discutibles. Habría que limitar los contenidos violentos de forma prioritaria y los sexuales. De todas maneras, parece difícil precisar qué puede ver un chico de 18 años y no uno de 17. El interés se debería centrar en lo que ven los niños de 10.
*Jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor y vicepresidente de la Fundación Confías.
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