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«Vaya balance» por Ana Pastor
¡Una pensión de un céntimo! Estupor, enfado e impotencia sintió un invidente de Barcelona cuando le comunicaron lo que le tocaba de la Ley de Dependencia. Todo un bochorno. Una de tantas historias que están padeciendo las personas dependientes. Personas a las que la prestación no les llega o les llega tarde y que no disponen de recursos adecuados a su grado de dependencia. Los meses pasan. Los problemas crecen. ¡Qué pena! Sólo se habla de las insuficiencias de la Ley cuando aparece un caso extremo. El Observatorio de la Dependencia ha dado un varapalo al Gobierno, diciéndole que no sólo es que sea insuficiente su aportación, sino que tendría que aportar cinco veces más para cumplir lo que la Ley prevé A esta insuficiencia financiera hay que añadir que mientras más meses pasan se está produciendo cada vez más inequidad; por no hablar de los 262.735 puestos de trabajo que según el Libro Blanco iba a crear la Ley y que, desgraciadamente, sólo se han dado de alta en la Seguridad Social 52.000 (de los más de 151.000 cuidadores no profesionales, casi 100.000 personas que atienden a los dependientes tienen más de 65 años). Es necesario no sólo hacer balance sino tomar decisiones: garantizar la equidad para todos los españoles; Financiar el Gobierno el 50 por ciento de la Dependencia como prevé la ley; asegurar una atención de calidad y si es posible, que lo es, tender a una profesionalización en la atención a la dependencia, porque no olvidemos que las personas dependientes necesitan cuidados especializados y profesionales.
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