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Balón de Oro

Y por qué no Valdano

La Razón
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Hay gente de larga distancia, personas que mejor se las ve cuanto más lejos están. Eso me ocurre con Mourinho, ese entrenador chulesco, que no es que tenga barba, es que no sabe afeitarse. Aunque él afirma que no, comentan que, si Wegner miente, será, aunque también esté con ese no pero sí, a punto de sentarse en el banquillo del Madrid. Florentino, que, por lo hasta ahora demostrado, sabe fichar jugadores pero no entrenadores, debería pensárselo más de una vez y de mil. Mourinho no es que tenga un carácter ganador, más bien es un pandillero venido a más que juega a dar miedo mientras aburre. Sus equipos nunca se han distinguido por dejar con la boca abierta a los aficionados por su buen juego, aunque sí por el sopor que producen. Si ése no fuera un buen argumento, pretende ser omnipresente. Comentan que para echarse sobre las espaldas toda la presión mediática para ahorrársela a sus jugadores. No me lo creo. No hace falta hacerle el test de las manchitas esas que usan los psicólogos para percibir que su ego es directamente proporcional a su afán de protagonismo. No sé, a mí tanto él como su fútbol me hacen daño a la vista. También al oído. ¿Y por qué no Valdano? Vale, ya sé que está llamado a otros cometidos acordes con su porte de ejecutivo, pero el traje le sentaría igual de bien en el banquillo. Además, no estaría nada mal ver frente a frente ese desfile de modelos y de concepto de juego que se gastan Guardiola y el argentino. Lo que ignoro es si querría volverse a ver en el pim pam pum del veredicto de cada domingo. Ya, ya sé que un día estuvo ahí y dejó un sabor de boca indefinido, pero al menos produce la sensación de que con sus equipos puede pasar algo y además será bonito.