Colombia

10.000 bolívares para cruzar la frontera

El estado de excepción ha dejado a decenas de venezolanos que trabajan en Colombia sin poder volver a casa

La Razón
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Melissa es venezolana y no puede entrar a su país. Tiene 30 años, está embarazada de cuatro meses y ha pasado todo el fin de semana a la intemperie, esperando que en algún momento la Guardia Nacional Bolivariana abra el alambre de púas que ha puesto en el puente internacional Simón Bolívar para cerrar la frontera. Junto a ella hay un centenar de personas que se agolparon, sin éxito, contra la Policía de su país. La única respuesta que tuvieron fue que podían cruzar por los caminos de tierra donde los guardias dejan pasar a cambio de un pago que oscila los 10.000 bolívares (10 euros aproximadamente).

«Hay maltrato humanitario tanto para los colombianos como para los venezolanos por parte de Maduro. Aquí estoy, embarazada y como un perro», dice agarrándose la tripa. Parte de su familia vive de este lado de la frontera y había venido a verlos. San Antonio Tachira en Venezuela y Cúcuta en Colombia son ciudades donde la frontera es un concepto abstracto. Sin el Estado de excepción que decretó Maduro, vecinos de ambos lados cruzan como si nada. Los colombianos hacen contrabando con la gasolina de Venezuela, hasta diez veces más barata, y los productos subsidiados como el arroz, azúcar o la harina. También la tecnología y los vehículos. Los venezolanos vienen a trabajar a Colombia, donde los sueldos son más altos, y viven en su país que es más barato a la hora de pagar la renta o los servicios.

Mónica vino un mes a trabajar a Colombia y dejó a su hija de 15 años con la abuela. Estos días decidió volver a Junín, otro de los municipios en estado de excepción, y no puede. «Yo voté a Maduro, apoyé el proceso, pero ahora no entiendo, vivimos en una fantasía, hay una inflación terrible, los supermercados están vacíos, no sé en qué momento se adueñaron del país. Ahora, mire, es una cárcel, ni entrar ni salir podemos»,se queja sentada en la cera aledaña al puente internacional. En la bolsa lleva varios paquetes de papel de baño y compresas, que le cuesta conseguir allá. Venezuela vive una severa crisis económica derivada de la mala planeación y de la caída del precio del petróleo, su principal recurso.

«Del Gobierno colombiano no tenemos ninguna queja, mire, nos dieron mantas, comida, agua, pero no puede ser que el nuestro no nos deje volver a casa», agrega otra señora con su documento de identidad venezolano en la mano. La vicepresidencia venezolana, en ausencia del presidente Maduro, anunció ayer que la frontera «será abierta cuando existan condiciones para hacerlo». En el puente, sus ciudadanos esperan que al menos, les dejen entrar en turnos. «Ayer (sábado) sí pasó gente, pero se vio rápido que eran amigos de los guardias, ya se sabe, los primeros corruptos son ellos», refunfuña un señor que prefiere guardar su nombre porque trabaja para el Gobierno.