Política

Alemania

Cordón sanitario de los partidos alemanes contra un diputado ultraderechista

Todas las fuerzas democráticas se unen para expulsar de la presidencia de una comisión del Parlamento a Stephan Brander, de AfD, por sus comentarios antisemitas

El diputado del la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) Stephan Brander
El diputado del la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) Stephan BranderlarazonEFE

La cortesía y las buenas formas parlamentarias sufrieron un duro golpe en Alemania cuando, tras las elecciones federales de septiembre de 2017, se sentaron por primera vez desde el final de II Guerra Mundial diputados ultraderechistas en el Bundestag (Parlamento federal). Con sus 94 diputados y su 12,6% de votos, Alternativa para Alemania (AfD) irrumpió como un elefante en una cacharrería. Sus discursos racistas y altisonantes contra refugiados e inmigrantes y su velada negación del Holocausto empezaron a contaminar el hasta entonces respetuoso debate parlamentario.

Pero los recientes comentarios antisemitas del diputado Stephan Brander han hecho perder la paciencia a sus señorías del resto de partidos políticos, que se aliaron el miércoles para retirar al dirigente de AfD de la presidencia de una comisión parlamentaria.

Los representantes democristianos (CDU/CSU), socialdemócratas (SPD), que forman la Gran Coalición), así como Los Verdes, La Izquierda (Die Linke) y los liberales del FDP, aprobaron unidos en una votación secreta la destitución de Brander como presidente del Comité de Derechos del Bundestag. El portavoz para asuntos de derechos políticos del grupo parlamentario de la CDU/CSU, Jan-Marco Luczak, declaró que la votación de rechazo a Brander es “una señal clara contra la agitación y el odio”. “Finalmente, hemos devuelto la dignidad a este lugar”, añadió el diputado del partido de la canciller Angela Merkel. Su colega del SPD Johannes Fechner señaló que el diputado ultraderechista además había demostrado desinterés por el puesto.

Incluso el ministro del Interior, el bávaro Horst Seehofer (CSU), se pronunció sobre la polémica y consideró “justa” la exclusión de Brander, de quien dijo que debía “comportarse libre de dudas sobre los fundamentos de nuestro orden liberal-democrático”.

El último polémico episodio protagonizado por Brander ocurrió esta misma semana, cuando calificó de “salario de Judas” una condecoración federal (la Cruz del Mérito Federal o “Bundesverdienstkreuz”) concedida al conocido cantante Udo Lindenberg, quien se había manifestado sorprendido por el ascenso de votos de la AfD en los comicios regionales celebrados en el “Land” oriental de Turingia.

Muchos comentaristas alemanes creen que Brandner atacó a Lindenberg porque ha criticado a su partido, especialmente a Bjoern Hoecke, el líder de AfD en Turingia, que lidera su ala más radical. Brandner también retuiteó una publicación después de un ataque contra una sinagoga en Halle el mes pasado en el que dos personas fueron asesinadas preguntando por qué los políticos estaban “rondando” mezquitas y sinagogas con velas cuando las víctimas habían sido alemanas.

En un país que defiende ferozmente la libertad de expresión, ésta es la primera vez en la historia de la posguerra alemana que un presidente de comisión ha sido rechazado, lo que hace que Brandner se considere víctima de las maniobras de otros partidos. ”Lo que sea que hagamos, las otras partes solo quieren patear a AfD en las espinillas”, lamentó después de ser expulsado.

El colíder de Alternativa para Alemania, Alexander Gauland, condenó la expulsión de Brandner. ”No sé dónde está el escándalo. Esto es una afrenta a la democracia”, dijo Gauland, quien en el pasado describió la era nazi como “simplemente una mierda de pájaro en 1,000 años de exitosa historia alemana”.

La AfD es ahora el tercer partido más grande en el Bundestag y las encuestas le conceden un 14%. Sus ideas xenófobas y ultranacionalistas han tenido más calados en Alemania del Este, donde su apoyo ha rondado el 25% en las elecciones regionales celebradas este otoño en Brandeburgo, Sajonia y la mencionada Turingia, donde fue el segundo partido más votado el 27 de septiembre tras La Izquierda. El inminente congreso que la formación ultra celebrará a finales de noviembre dilucidará si finalmente el ala radical asume las riendas del partido, enfrentado internamente desde su nacimiento como formación euroescéptica en abril de 2013.