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Elecciones en Reino Unido

El escollo (insalvable) de Irlanda del Norte

El acuerdo con Bruselas mantiene al Ulster alineado con el mercado único pese al rechazo unionista.

Una monja acude a votar ayer a un colegio electoral de Belfast, la capital de Irlanda del Norte
Una monja acude a votar ayer a un colegio electoral de Belfast, la capital de Irlanda del NorteLiam Mcburney/PA Wire/dpaLiam Mcburney/PA Wire/dpa

Irlanda del Norte pasó prácticamente desapercibida durante la campaña del histórico referéndum del Brexit de 2016. Tampoco tuvo especial protagonismo en la campaña de los comicios adelantados de 2017. Pero todo cambió cuando, de manera inesperada, la ex «premier» Theresa May perdiera en aquella ocasión la mayoría absoluta y tuviera que apoyarse en los diez escaños de los norirlandeses del DUP para poder gobernar en minoría. La lupa, por tanto, se ha puesto ahora en la provincia británica a la espera del largo recuento electoral de los comicios de ayer, cuyo resultado se conocerá hoy a partir de las seis de la mañana.

Tan sólo abarca 18 de los 650 escaños que configuran la Cámara de los Comunes, pero los protestantes podrían tener, de nuevo, tremendo peso en Westminster. Sobre todo teniendo en cuenta que, históricamente, los católicos del Sinn Fein (la otra formación mayoritaria en Irlanda del Norte) no ocupan sus asientos para no tener que jurar fidelidad a la reina Isabel II, al abogar por la reunificación de la provincia británica con la República de Irlanda.La división entre norte y sur de la isla es el mayor escollo de las negociaciones del Brexit, ya que la gran premisa es evitar una frontera dura que ponga en peligro la paz que se consiguió en 1998, tras más de tres décadas de un sangriento conflicto en católicos y protestantes.

El acuerdo de retirada que en su día negoció May (que dejaba a todo el Reino Unido temporalmente en la unión aduanera y además a Irlanda del Norte alineado con el mercado único) fue rechazado en cada una de las tres votaciones que tuvieron lugar en Westminster por el DUP.

Los norirlandeses protestantes no quieren quedar con un estatus diferente al del resto del Reino Unido. Y por esa misma razón, se sienten ahora traicionados por el nuevo pacto que renegoció el pasado mes de octubre Boris Johnson con los Veintisiete.

El nuevo convenio saca a todo el país de la unión aduanera (gran demanda de los brexiteers para poder cerrar acuerdos comerciales con terceros), pero sigue dejando a la provincia británica alineada de alguna manera con la normativa comunitaria. El líder conservador sigue negando a día de hoy que el acuerdo con Bruselas vaya a suponer ahora controles en el mar de Irlanda, pese a que publicaciones de documentos confidenciales del Gobierno (e incluso audios suyos de entrevistas pasadas) señalen lo contrario. Por lo tanto, si los conservadores se quedan de nuevo sin la ansiada mayoría absoluta se antoja complicado que el DUP esté dispuesta ahora a darles su apoyo.

«Coalición antiBrexit»

Por su parte, el Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) y mayoritario entre la comunidad católica-nacionalista, se opone a cualquier tipo de Brexit. Para estas elecciones, los republicanos han acordado con otras fuerzas nacionalistas y «antibrexit», como Los Verdes, pactar candidaturas en circunscripciones clave, a fin de desbancar a los aspirantes unionistas.

Su plan a medio plazo, es desgastar al DUP y aumentar la presión sobre el Gobierno británico para que acepte celebrar un referéndum sobre la reunificación de la isla, tal y como permite el acuerdo del Viernes Santo (1998), con el que se puso fin al conflicto del Ulster. Los analistas consultados no creen que el plebiscito pueda llegarse a producirse en un futuro cercano, pero, debido a la complejidad del Brexit, nadie se atreve a descartar ya por completo ningún escenario.