Reino Unido
El resplandor de La Corona
La serie «The Crown» vuelve a arrasar en las nominaciones a los Globos de Oro 2020. Una prueba más de la fascinación histórica del resto de los mortales por todo lo que rodea a la Casa de Windsor
Uno de los efectos de Netflix en nuestras vidas es que pervierte el proceso natural por el cual cotejamos ficción y realidad. Ocurre con la espectacular serie «The Crown», que ya lleva tres temporadas enganchándonos con sus tramas. Casi esperamos que la realidad no nos amargue la ficción, y que los episodios que allí nos cuentan no sean desmentidos por la Historia, por lo que realmente ocurrió. La locura por esta serie ha llevado incluso a la actriz Helena Bonham Carter, que interpreta a la hermana de Isabel II, a contactar con una médium para conocer la opinión de la difunta sobre su actuación. Según la actriz, la princesa Margarita le dio el visto bueno, aunque le dijo que debía revisar la manera en la que fumaba en la pantalla porque el gesto no estaba muy conseguido. Pero en esta tercera temporada tan alabada por la crítica hay otras trampas, más allá de la forma en que la díscola princesa le daba al cigarrillo. (Si aún no ha visto la serie, el lector está a tiempo de dejar esta crónica para más adelante). Es el caso, por ejemplo, del episodio en el que el Príncipe Carlos acude a Gales a recibir formación universitaria en galés antes de recibir el título que lleva el nombre de esta región independentista y acaba pronunciando un discurso en ese idioma (verdadero) en el que prácticamente acaba reconociendo el derecho de autodeterminación de dicha zona (falso). O la historia que se cuenta sobre la princesa Alicia, madre del duque de Edimburgo metida a monja, un personaje delicioso que, efectivamente, tiene una vida de película pero al que los británicos no conocieron en los periódicos como consecuencia de una operación fabricada de lavado de imagen. Muchos de los avatares están, por tanto, basados en hechos reales en todos los sentidos. Y las crisis de prestigio a las que se enfrenta la Casa de Windsor (Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha hasta 1917) vienen de antiguo. Han plagado el reinado de la todavía soberana Isabel II, quien a sus 93 años sigue siendo querida por el 75% de sus súbditos, y seguirán estándolo porque forman parte del resplandor, a veces cegador, de La Corona.
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